Muchas eran las expectativas puestas en Las Chimixurris para la primera semifinal, que se celebró el pasado lunes por la noche. Su gran paso por preliminares, su aire contagioso revolucionario, su quinto puesto del año pasado... Y no defraudaron. Fueron ellas, con permiso de Los Camballotas y A Contragolpe, las que protagonizaron la actuación más completa de la noche. Letras valientes, directas y carnavaleras que traerán la polémica al COMBA 2017. El López terminó por unirse a la revolución y muchos aplaudieron de pie el final del repertorio.

Los Irresistibles de A Contragolpe, esos galanes con aire de conquistador, abrieron la ronda con una presentación poderosa. Parecía mucho más trabajada que la de su primera comparecencia en el López en este concurso. Al menos sonó mejor que aquella. Aunque, sin duda, los pasodobles fueron lo mejor de su repertorio. En el primero, con un sabor nostálgico a carnaval, pidieron la vuelta de los tambores y los desfiles a la noche carnavalera pacense. El segundo fue a la mujer, a las mujeres luchadoras y extremeñas. Los cuplés funcionaron, aunque en el popurrí decayó algo la actuación. Ahí flojearon, quizás por pérdida de capacidad de sorpresa, y puede convertirse en su obstáculo para lograr un puesto en la final.

Los pelotas de los Mirinda tampoco sorprendieron demasiado. Muchos gags no funcionaron igual que en preliminares y lo tendrán difícil para pasar. De lo mejor de su repertorio: el primero de sus pasodobles. Fue una simpática letra futbolera donde terminaron por mezclar al Badajoz, al Mérida y al Calamonte. Todo por los colores blanquinegros. Guardaron sorpresas como una letrilla a Ricardo Taylor, exmiembro de la murga Las Agüitas, que se dejó ver encima de las tablas para recibirla con agrado. Pero, en definitiva, su pase no superó al de hace unos días.

Y, antes del descanso, turno de Serendipity y sus Juan Carlos I, otra agrupación que apostó fuerte ayer por los pasodobles. La primera letra fue para la cantera murguera, que ocupó las tablas del López de Ayala durante el fin de semana pasado. «Vienen pegando fuerte», advirtieron. Y quien haya visto el concurso de juveniles sabrá que nos les falta razón. Después, metidos en el tipo, criticaron la condición humana cantándole a su perro. El detalle: corrigieron algunos aspectos que no habían convencido en preliminares, como abusar del gag de sus figurantes. Que sea suficiente o no para un puesto en la final no está tan claro.

Y, en la penúltima actuación de la primera semifinal, llegó la revolución. Un movimiento, el de las Chimixurris, que conquistó al López a base de letras valientes y de carnaval. En el primer pasodoble se acordaron de La Mascarada, a la que afearon el no saber aceptar un mal resultado en el concurso en referencia a lo pasó hace un par de años. En el segundo se acordaron de la prensa, a la que reclamaron difusión del carnaval más allá del mes de febrero. La polémica con el gimnasio RockGym también tuvo su hueco en uno de sus cuplés. Y volvieron a bordar su popurrí. Las revolucionarias gustaron mucho y no renuncian a nada.

Los Camballotas cerraron la sesión haciendo reír al público desde el principio hasta el final. Sus buitres discotequeros son graciosos hasta cuando bailan aun al estar callados. Sus dos pasodobles, geniales, demostraron que la agrupación sabe cantar, y de qué manera, desde el tipo. El segundo fue especialmente bueno con la fiesta de los Palomos como transfondo. En los cuplés reclamaron con argumentos un condón sabor chorizo y se acordaron de Urdangarín. La intensidad bajó un poco en el popurrí, pero estos ligones estarán en la pelea para triunfar una noche más.