Delegados sindicales de UGT y CCOO se concentraron ayer ante el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), en Badajoz, para expresar su rechazo a la pretensión del Gobierno de alargar la edad de jubilación a los 67 años, como manifestaron Fernando Sánchez, secretario de Comunicación de CCOO, y Julio Ledesma, secretario de Política Institucional de UGT.

Los sindicatos reclamaron un incremento de ingresos al sistema, recuperación del poder adquisitivo de las pensiones congeladas y exigir una reforma que fortalezca y haga sostenible el sistema público de pensiones. Ledesma afirmó que el retraso en la edad de jubilación se convertiría en "un tapón para el acceso de los jóvenes al empleo" y que aumentar el periodo de cotización a 25 años haría que "muchas personas no pudieran tener una pensión".

Los dos sindicalistas coincidieron en que "no es perentoria la reforma" y que en todo caso hay que desligarla de la crisis, pues el sistema se mantiene por sí solo, con superávit y no cuesta nada a los presupuestos del Estado; "al contrario, trasvasa 7.000 millones. Otra cosa es que los mercados quieran más ventajas para el sistema privado de pensiones", añadió Sánchez.

Los dos sindicatos, recordaron, han firmado todos los acuerdos sobre pensiones, pero "subir a los 67 años no es necesario; ya tenemos la jubilación voluntaria a los 68 y quizás no se haya sabido vender eso en Europa".

UGT y CCOO sí quieren reformas: para acercar las cotizaciones al salario real; aumentar el salario mínimo interprofesional Y diferenciar las vías de financiación, pues "el sistema está garantizado hasta el 2020 y hay tiempo", señaló Sánchez. Y reclamó un gran pacto de Estado entre todas las fuerzas políticas y sociales para salir de esta situación, al tiempo que ofreció todo el esfuerzo para alcanzar un acuerdo.