Los inquilinos que finalmente ocupen las viviendas habilitadas en las Casas Coloradas serán vecinos de la torre de Espantaperros, contemplarán en toda su amplitud la plaza Alta cuando suban la persiana y les llegarán los olores de los jardines de La Galera. Son algunas de las inigualables ventajas que disfrutaran los que vayan a vivir en estos apartamentos, cuyas obras terminaron a finales del año 2004 y que en estos momentos se están sometiendo a los últimos remates para ocuparlos en alquiler. Una empresa de aluminios se está encargando ahora de revisar todas las ventanas, ya están colocadas todas las lámparas en cada una de las habitaciones, las calderas y sólo falta amueblar las cocinas, según pudo comprobar ayer este diario.

En total se han habilitado 24 apartamentos, de distinta superficie y diferente distribución, que se reparten entre dos portales. Existen pisos en la primera planta y dúplex entre la segunda y la tercera, con habitaciones y un pequeño baño, abajo y un salón con cocina, arriba. Los situados enfrente de la Escuela de Hostelería disponen de terraza. En todos ellos la luz entra a borbotones en cada una de las estancias. A pesar de ser sólo dos plantas, hay ascensor. Un detalle: no hay armarios empotrados ni calefacción.

De la gestión de estas viviendas se encarga la Sociedad Pública de Alquiler (SPA), del Ministerio de la Vivienda, de la extremeña María Antonia Trujillo, y el presidente de la Agencia de la Vivienda, Javier Corominas, ya ha dado la orden para que empiece a publicar anuncios y firme los contratos de alquiler, mientras se terminan de amueblar los apartamentos.

HISTORIA Según apunta el historiador Alvaro Meléndez la construcción de las Casas Coloradas data del siglo XVII, cuando se diseñó la plaza, en época del obispo Marín de Rodezno. Cuando el ayuntamiento se trasladó de allí al Campo de San Juan en 1799, se llevó la actividad social y política y la plaza quedó para el mercado. A finales del XIX se instaló el edificio metálico, que se llevaron en los 70, contribuyendo con esta decisión al declive definitivo del lugar.

El primer acuerdo entre la Junta y el ayuntamiento para rehabilitar las Casas Coloradas data de 1988, hace 18 años. Pero la obra se paralizó y con el abandono, fue desvalijado lo ya construido. La Junta retomó el proyecto de rehabilitación en el 98 y concluyó la obra en el 2004.