El jefe de la estación de tren anunció ayer por megafonía a los viajeros la llegada de los restos de Carolina Coronado a Badajoz. Un centenar de jóvenes esperaron en el andén, aunque sabían que el tren no llegaría, porque ese tren pasó hace un siglo.

Un día como el de ayer, pero hace cien años, llegaron los restos de la poeta de Almendralejo, Carolina Coronado, a la estación pacense en un tren procedente de Lisboa, donde falleció el 15 de enero de 1911 a los 91 años.

Así se cumplieron los deseos de una de las figuras más representativas del romanticismo del siglo XIX, que pidió que la enterrasen con su marido Horacio Perry, secretario de la embajada de Estados Unidos, en el cementerio de Badajoz.

El 19 de enero del 1911 esperaban al cortejo en la estación un gran número de vecinos y miembros de las corporaciones. Ayer, un centenar de alumnos del instituto San José acudieron al mismo lugar para rememorar el último viaje de la escritora, en un acto organizado por este instituto, dentro del centenario de la muerte de Carolina Coronado. El pasado sábado hubo una lectura de poemas junto a su tumba en el cementerio viejo.

A las 12.15 horas, el jefe de la estación comunicó por el megáfono esta noticia a los presentes, sumándose de esta forma Adif y Renfe a este homenaje. A continuación, varios alumnos leyeron, a través del megáfono, fragmentos del poema Amor de los amores y La amapola de la Raya , un poema sobre la unión de España y Portugal.

El siguiente acto que este centro prepara es una ruta literaria por la avenida que lleva el nombre de la poeta, al que se invitará al resto de los centros docentes de la margen derecha, según Mailo González, profesora del San José.

El pasado sábado hubo una lectura de poemas junto a su tumba en el cementerio viejo.

Carolina Coronado fue una adelantada de su tiempo, no sólo por su obra literaria, sino por su defensa del feminismo y el abolicionismo, según la profesora y biógrafa de la escritora, María Isabel Pérez, quien destacó la importancia de recuperar esta figura.