El personal de los Servicios de Urbanismo y de Control y Disciplina Urbanística del ayuntamiento trabajará a partir del lunes por las tardes para agilizar el trabajo acumulado en estos servicios y conseguir así reducir el tiempo que tarda el consistorio en conceder las licencias de obras y de apertura de establecimientos, que en estos momentos ronda los ocho meses.

El concejal de Urbanismo, Celestino Rodolfo, reconoció hace unos días la necesidad de adoptar medidas por el retraso que sufren las licencias, por lo que aseguró que había elaborado un plan de choque para reducir la espera a un máximo de dos meses, un retraso que considera "asumible".

Celestino Rodolfo presentó el citado plan al equipo de gobierno y tras una reunión de la Concejalía de Personal con los jefes de los dos servicios afectados se acordó que tanto el personal técnico como el personal administrativo pudieran realizar horas extras en los próximos tres meses, ya que la intención del concejal es conseguir el objetivo de reducir la espera a dos meses a principios de año. "Los jefes de servicio consideran que en unos tres meses se puede poner al día el trabajo".

El "tapón", según explicó, se produjo sobre todo en el Servicio de Control y Disciplina Urbanística por diversas causas, una de ellas ha sido la escasez de personal, que ahora se paliará con la ampliación de la plantilla con una docena de plazas más, pero también ha influido "la aprobación del código técnico de la edificación que llevó a la gente a apresurarse para presentar los proyectos y no acogerse al código". A esto se sumó, el trabajo que ha tenido que realizar el personal "a instancias de IU, ha habido que recabar expedientes para revisarlos para enviarlos a la Fiscalía".

EVITAR EL QUEBRANTO Aunque Celestino Rodolfo no pudo precisar qué cantidad se ha presupuestado para llevar a cabo este plan de choque, reconoció que "el beneficio que reporta es muy superior por el quebranto que supone el retraso de las licencias a la gente".

Una medida de este tipo era muy demandada por promotores y constructores de viviendas, así como empresarios de la hostelería, que se quejan de manera reiterada de las pérdidas económicas que tienen que soportar por el retraso, ya que los negocios y las viviendas tienen que permanecer varios meses cerrados a la espera de la licencia a pesar de tener todo a punto para empezar a funcionar.