Los usuarios del comedor social de San Vicente de Paúl se han incrementado un 40% desde su traslado a las nuevas instalaciones de la calle San Pedro de Alcántara a finales del pasado año. En estos momentos, se proporciona alimentos a una media de más de 120 personas cada día, entre las que acuden al comedor al mediodía --a quienes además se les entrega un bocadillo y fruta para la cena-- y la veintena de familias que recogen los alimentos para llevárselos a casa, según explicó la trabajadora social, Mercedes Iñesta.

El servicio de comedor se suspende durante el mes de agosto, cuando las trabajadoras se van de vacaciones y se aprovecha para realizar una limpieza a fondo de todas las instalaciones. Para que los usuarios puedan afrontar con menores dificultades este periodo, se les entrega una bolsa con alimentos, fundamentalmente de productos no perecederos, pues en algunos casos no cuentan con instalaciones para poder cocinar. En estas bolsas hay entre 10 y 12 tipos de productos, sobre todo leche, galletas y legumbres.

PARA SEPTIEMBRE Según la trabajadora, para proporcionar estos alimentos a los usuarios cuentan con reservas, pero necesitarán donaciones de alimentos de cara a la apertura de septiembre, sobre todo para preparar los segundos platos --fritos, pescado, carne o huevos-- y embutidos para los bocadillos que se dan como cena. Es en esto último en lo que invierten gran parte de los fondos que reciben, pues suele ser el tipo de productos que más escasea, ya que el Banco de Alimentos les proporciona alimentos no perecederos como legumbres, pastas o arroz, que son los que más abundan en su despensa. "Necesitaremos sobre todo productos frescos y embutidos para no empezar de cero en septiembre", insistió Mercedes Iñesta.

Las personas que deseen colaborar podrán hacerlo desde el mismo día 1 de septiembre, de ocho a tres de la tarde. Además, el comedor también recoge ropa, pues cuenta con un servicio de ropero dos días a la semana, en el que se entrega a los usuarios que lo solicitan prendas de vestir, ropa de casa --cuando la hay-- y zapatos, estos últimos "muy demandados".

La Asociación de Caridad de San Vicente de Paúl también necesita apoyo económico para hacer frente a las facturas. Por un acuerdo con la Fundación Caja Badajoz, la entidad sufraga el 50% de la alquiler de la nueva sede, pero deben costear la luz, el gas, el agua y las nóminas de las trabajadoras. Además, continúan pagando las obras de adecuación del local. En Caja Badajoz se mantiene una cuenta abierta para quienes deseen realizar donativos.