TLtas crisis agudiza el ingenio, también para preparar las vacaciones. El año pasado por estas fechas no podíamos imaginar la que se nos venía encima. Entonces la crisis sólo se barruntaba y los pacenses volvimos a llenar las playas de Huelva. Pero este año la situación es diferente. Este verano la crisis está justo encima y lo peor, es lo que está por llegar.

Las agencias de viajes ya se han quejado del descenso que han sufrido las reservas. Los más afortunados, es decir, los que aún trabajan y tienen un sueldo fijo, esperarán hasta última hora para coger la mayor oferta; otros tirarán para Portugal que está más barato y otros han optado por salidas de fin de semana. Pero otros muchos, este verano, se quedarán sin vacaciones.

Así que este año toca quedarse en la ciudad o como mucho pasar los días de descanso en la Dehesilla de Calamón, Río Caya o La Atalaya. Hay que mirar el lado positivo. Al menos los hosteleros de la ciudad van a hacer negocio y las actividades de ´Vive el verano´ serán un éxito de público.

Además este año seguro que se estrechan lazos familiares, aunque, pensándolo bien, puede ocurrir todo lo contrario. Y es que más de uno verá la ocasión perfecta para visitar a ese hermano, primo o tío que vive cerca de la playa. Incluso, las familias se agrupan para compartir apartamento. ¿Se imaginan a varias cuñadas y una suegra toda una quincena juntas?. Me temo que este verano además de divorcios y separaciones, habrá familias enteras a la gresca. Incluso es el momento para recuperar amistades que creíamos perdidas. Tengo amigos que se acoplarán con antiguos compañeros de trabajo o de facultad, aunque hace años que no saben nada de ellos. Sacrificio, ingenio o simplemente cara dura para superar la crisis, también en vacaciones.