La polémica sobre los efectos de las antenas de telefonía móvil resurge en Badajoz, donde no hay ordenanza que las regule aparte de las normas nacional y europea. Los vecinos de La Banasta han comenzado a recoger firmas para que las autoridades no permitan la instalación de una de ellas en una vivienda, por temor a posibles efectos perniciosos de las radiaciones, según manifestaron varios de ellos a este diario, esgrimiendo la información que habían obtenido en internet, que alerta de sus riesgos.

Más de medio centenar de residentes se concentraron frente al edificio donde los operarios colocaban aún la antena en la azotea. Explicaron que el rechazo no es contra el dueño de la casa, "que es una bellísima persona que ha luchado mucho por el barrio y lo que se ha conseguido es por él", reconocían, sino que temen los efectos de la radiación "porque aquí hay personas enfermas que no pueden estar cerca de ella, con esclerosis múltiple, cáncer, fibromialgias o depresión", explicó Flora Mejías.

Su hermana Antonia también señaló que "llevan tres días instalando la antena"; que fue a hablar con el dueño de la casa y "nos dijo que tiene todos los papeles en regla, de sanidad y del ayuntamiento, que está dentro de la legalidad, que le han dicho que no afecta a la salud y que podíamos hacer lo que considerásemos conveniente". Y añadió la mujer que "la salud es lo primero y lo más importante".

AUMENTO DE POTENCIA Ramón Marto, vecino, señaló que "nuestro temor es también que con el tiempo aumenten la potencia e incluso el número de antenas y no nos enteremos". Su compañero Andrés Díez recordó que "nos ha costado casi 20 años que nos quitaran un cable de alta tensión y ahora nos ponen esto. Además, aquí al lado está previsto que hagan un instituto y está a menos de los 300 metros que debe haber de distancia".

Otra vecina, Isabel María Lozano, contó que se tuvo que venir de Barcelona, donde trabajaba, "con mi marido y mis hijos porque me detectaron un cáncer y decidimos vivir lejos de ese tipo de instalaciones, y ahora nos ponen esta antena. Tengo miedo".

UNA VECINA SE NEGO Francisca Rosario explicó que "a mí me lo propusieron y no he querido". Como a Felipe Romero, que se lo ofrecieron "el primero y lo rechacé". También lo rechazó María Fernanda Griñán: "Vinieron unos señores y me ofrecieron 2.700.000 pesetas de antes al año durante 10 o 20 años, y les tenía que dar una llave del portal para tener acceso acceso a la azotea; dije que no".

El dueño de la vivienda, que pidió que no se publicara su nombre, manifestó a este diario que "lo tengo todo en regla con Hacienda porque pago el IVA, tengo un contrato y es todo legal". Se extrañó de que "protesten por esto y no lo hicieran para mejorar el barrio, ni siquiera cuando un coche mató a una mujer en un paso de peatones". No obstante, señaló que "estamos en un país libre y pueden protestar o manifestarse".

El afirma que "me han dado una ficha técnica que explica que no es nocivo, y además, me voy a ir a vivir a esa casa en 15 o 20 días. Lo he hecho con la sana fe de que no es malo; no está comprobado científicamente que haga daño". Por otro lado, se quejó de los vecinos protesten por esta antena y "no lo hagan por las dos que hay 200 metros más arriba en el cerro".