Bolsas de plástico, botellas, maderas, cartones, ropas y desechos orgánicos se acumulan en un inmenso local comercial en la esquina de las calles Vicenta García Miranda y Santo Cristo de la Paz, en San Roque, que se ha convertido en un «basurero» con el que tienen que convivir las familias que habitan los pisos superiores. Se trata de un edificio de seis plantas y el local ocupa todo el bajo. En él se han instalado varios okupas, que duermen en la parte interior, que no se ve desde la calle, y también, según el testimonio de los afectados, se utiliza como «fumadero».

El local fue en su día una tienda de muebles. Según los vecinos, lo compró un ciudadano portugués para montar su negocio, pero finalmente no lo hizo y la propiedad quedó abandonada. Los escaparates se han ido rompiendo --solo queda uno intacto-- y el local llenándose de basura, hasta tal punto que desprende un olor nauseabundo que se aprecia desde varios metros de distancia.

La antigua tienda está completamente desvalijada. Han arrancado el cableado eléctrico, los falsos techos y las tuberías. La zona en la que los okupas se refugian da con el patio interior del edificio de viviendas. El problema, según explica uno de los inquilinos, se ha agravado desde el pasado otoño. Hace unos meses tuvieron que salir de sus casas a toda prisa porque en el local se declaró un incendio y temen que si no se tomen medidas, se vuelva a repetir.

«No podemos abrir las ventanas y hay ratas del tamaño de un perro», denuncian los afectados. Aunque son los vecinos de los pisos superiores los más damnificados por la situación en la que se encuentra este local, también se sienten perjudicados otros muchos del entorno, pues deben soportar el mal olor cada vez que pasan cerca. De hecho, muchos se cambian de acera para evitarlo. Además, hay una avería en las tuberías y del inmueble mana agua al acerado, que se ha llenado de limo. La policía local ha colocado unas vallas en este tramo, delante de los escaparates rotos y ha dado traslado de la situación en la que está el establecimiento.

Los vecinos no logran localizar al propietario de este inmueble, por eso piden al ayuntamiento que limpie y tapie el local y luego le reclame los costes al dueño. Han remitido numerosos escritos al consistorio, pero hasta la fecha no se ha dado solución a su problema.

Por la calle Santo Cristo de la Paz, con gran tránsito de vehículos, la vegetación oculta la situación de los bajos de este edificio, pero según alertan los vecinos, en un local contiguo en esta misma vía y del mismo propietario, ya se han roto los cristales del escaparate, por lo que podría ocuparse también y seguir la misma suerte que el de al lado. «Esto no es normal que pase en una ciudad como Badajoz», se queja uno de los afectados, que reconocen que ya no saben a quien acudir para que resuelva una situación que se está convirtiendo en un foco de insalubridad y que puede poner en riesgo su integridad.