Calles con baches, acerados destrozados, escalones imposibles y el pavimento levantado por las raíces de los árboles. Con estas barreras conviven a diario los vecinos de Santa Engracia, conocida también como la Uva o Las Ochocientas, una barrio que nació para realojar a sus habitantes durante una década y que el año pasado cumplió el medio siglo. Por eso, consideran que ya se ha demorado durante bastante tiempo su puesta a punto y piden un plan integral para rehabilitar esta zona de la margen derecha.

Hasta ahora, según se quejó la presidenta vecinal, Paqui Yáñez, solo han oído promesas, pero ninguna de los planes para mejorar la barriada se ha hecho realidad. Recuerda que incluso dos arquitectos ganaron un concurso europeo con un proyecto sobre la regeneración de esta zona de la ciudad, "pero nunca ha habido dinero y todo se ha quedado en el sueño de los justos", lamentó.

"Este barrio está hecho para las cabras", denunció Yáñez, quien señaló las graves dificultades que tienen los vecinos con problemas de movilidad a la hora de salir de sus casas o inconvenientes como el acceso de los servicios de emergencia o las máquinas de los servicios municipales.

Para los residentes de Santa Engracia es el momento de que las administraciones "cojan el toro por los cuernos" y den un paso adelante para cumplir un compromiso pendiente desde hace décadas. Por ello, piden que se inicie la recuperación del barrio, al menos, por fases, puesto que se sienten "discriminados" con respecto a otras zonas de la ciudad. "En vez de cambiar una y otra vez las flores en el centro ese dinero debería destinarse a las necesidades de los barrios de la periferia", exigió la responsable vecinal. Los afectados argumentan que sus demandas no son un "capricho" y que, por eso, debería ser una prioridad para los responsables políticos.

"A nosotros nos gusta nuestro barrio, en otras urbanizaciones mucho más caras no tienen las vistas que tenemos aquí, pero se debe solucionar el problema de las calles y aceras y mejorar la accesibilidad", demandó Paqui Yáñez. En este sentido, se quejó de que pese a que se construyeron unas rampas para facilitar la movilidad, "ni siquiera se le pusieron barandillas", criticó.

MALA IMAGEN Otra de las viejas reivindicaciones de la Uva es que se limpien y sellen las canteras, que desde hace años son un vertedero improvisado de todo tipo de basuras y ripios. Los vecinos lamentaron la imagen que esta situación ofrece a los viajeros que llegan en tren a la ciudad y también a los visitantes del Fuerte de San Cristóbal, "desde donde se ve perfectamente como está la zona". Además, la basura ha convertido este lugar en un foco de bichos, especialmente culebras, que con la llegada del calor buscan el frescor acercándose a las casas. "Ya el verano pasado aparecieron varias en viviendas y calles y este volverá a pasar lo mismo", alertó.

Yáñez asegura que ha reclamado en numerosas ocasiones al ayuntamiento que adecente esta zona, pero la respuesta que ha obtenido es que "no pueden hacer nada porque es de propiedad privada". Muchos vecinos son cómplices de esta situación, pues tiran sus desechos en este lugar, por lo que la presidenta vecinal exigió más vigilancia "y que se haga cumplir la ordenanza municipal".

También se quejan los vecinos de la situación en la que se encuentra el llano que existe junto al centro de salud, donde se echó tierra para adecentarlo, pero con la lluvia "está peor que nunca", denunció Paqui Yáñez, quien aseguró que ya se ha producido más de una "caída grave" por los surcos que presenta. Los vecinos quieren que se asfalte para adecentar de una vez por todas esta parte del barrio.