La asociación de vecinos de la popular barriada pacense de Pardaleras ha pedido por escrito a las administraciones estatal, autonómica y local una «solución» a los malos olores que se desprenden de los arroyos Rivillas y Calamón, que han regresado con la llegada de las altas temperaturas.

«Como ocurriera el año pasado», la situación es «insoportable», y tanto Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) como Ministerio de Medio Ambiente, Junta de Extremadura y ayuntamiento deben buscar resolver este problema», ha manifestado el presidente de este colectivo, Juan José Martín Santos.

Los vecinos sufren un olor «muy fuerte y desagradable», según Juan José Martín Santos, por lo que se remitirá, además, otro escrito al órgano competente de la Unión Europea (UE) si las administraciones españolas no resuelven esta situación en las próximas semanas.

Según ha explicado, «existe una normativa europea que exige a las administraciones nacionales y locales a resolver este tipo de situaciones».

En los escritos, el colectivo pide además que se determinen las causas de los vertidos, aunque todo parece indicar que están derivados por la estación de bombeo de San Roque, paso de aguas residuales.

Juan José Martín Santos ha pedido una investigación coordinada y exhaustiva que confirme finalmente el origen del problema y que se actúe en consonancia, pues a día de hoy los olores repercuten en la vida de los vecinos.

Tras las quejas del pasado verano, la Confederación Hidrográfica del Guadiana llevó a cabo distintas acciones, tanto estudios sobre el terreno como la limpieza de los cauces para intentar resolver la situación.

Estas acciones llevaron la esperanza a los vecinos, pues durante la primavera de este año, y pese a la llegada de los primeros episodios de altas temperaturas, los olores eran mínimos, pero estos se han acrecentado con la llegada de la ola de calor del pasado mes de junio.

«En la actualidad, los olores son tanto o más importantes y desagradables que el año pasado», ha expresado Martín Santos.

El presidente del colectivo ha explicado que en estas zonas no solo existe este problema de insalubridad, sino también otros como la proliferación de mosquitos y otros insectos, que encuentran en las bolsas de agua de estos arroyos el escaso hábitat que les permite la actual sequía.