Una veintena de empresas de la provincia tiene entre sus trabajadores a un interno del Centro Penitenciario de Badajoz. En estos momentos hay 21 reclusos contratados en empresas de distintas localidades y sectores, de los cuáles 8 salen cada día para incorporarse a su puesto de trabajo y vuelven a pernoctar al centro tras la jornada laboral, y otros 13 viven fuera de la cárcel y son controlados por pulseras que llevan en el tobillo y que permiten su localización.

Este grupo representa en torno al 6% de la población reclusa del centro pacense, sin embargo son el 64% de los internos que se encuentran en tercer grado. "La mayoría de los internos que están en tercer grado suele encontrar trabajo, lo anormal es que no trabajen", según declaró a EL PERIODICO el director del Centro Penitenciario de Badajoz, Carmelo Charfolé.

Los propios reclusos son los que se buscan sus contratos de trabajo, según explicó, "ellos presentan su carta de trabajo y la Junta de Tratamiento es la encargada de autorizar o no al interno a salir". La junta comprueba que esa empresa existe y que todo es legal, así como que en el contrato todo está en regla, "con el fin de evitar la picaresca". También controla al interno, para garantizar que acude a su puesto de trabajo, que realiza la tarea para la que se le ha contratado y que cumple con los horarios. En el caso de que se produzca algún incumplimiento, se revoca la orden de salida.

La construcción, la hostelería y los servicios, son los principales sectores donde los internos encuentran empleo. Generalmente son trabajos acordes con su cualificación profesional, y en la mayoría de los casos están contratados por empresas de su entorno, "suelen ser empresas de su mismo pueblo o que tienen alguna vinculación con su familia, a veces ocurre que retornan al lugar donde trabajaban antes de delinquir, eran buenos empleados y el empresario los vuelve a readmitir", según Carmelo Charfolé.

Conseguir un empleo es un requisito importante para acceder a la libertad condicional, pero, según el director del centro penitenciario, no es el único, "ya que el interno tiene que haber cumplido la mitad de la pena, en condenas no superiores a cinco años, tener un buen comportamiento y haber cumplido de forma correcta todos sus permisos". Los permisos, en definitiva, son "una forma de prepararse para la vida en libertad".

BONIFICACION La mayoría de los contratos de estos trabajadores son de carácter indefinido, algo que también valora la Junta de Tratamiento, que prima el empleo estable o con posibilidades de convertirse en indefinido, "se descartan los trabajos precarios o de corta duración, aunque tampoco se excluyen algunos temporales, pero nos interesa que el empresario les contrate indefinidamente", según Carmelo Charfolé.

Las empresas que contratan a internos de centros penitenciarios, liberados condicionales y exreclusos, pueden beneficiarse de una bonificación del 65% de las cuotas empresariales a la Seguridad Social por un tiempo máximo de dos años y de un 75% en el caso de mujeres, al considerarse éste un colectivo de desempleados en situación de exclusión social.

El director del centro penitenciario destacó lo beneficioso que resulta para los internos tener un empleo, "le favorece en todos los aspectos, volver a trabajar significa que se han reintegrado a la sociedad".

En estos momentos hay 79 personas que cumplen condena realizando trabajos en diversos ayuntamientos de la provincia. Esta pena alternativa a la prisión en beneficio de la comunidad se ejecuta a través de un convenio suscrito con la federación de municipios y provincias, al que se ha adherido Badajoz.