Sólo en el mes de enero se registraron en Badajoz 24 denuncias por delitos de malos tratos, que dieron lugar a 18 sentencias de alejamiento de la víctima.

La Unidad de Prevención, Asistencia y Protección de las Víctimas de Malos Tratos (Upapvm), dependiente de la Policía Nacional, funciona en la ciudad desde el pasado mes de octubre y atiende a un total de 104 víctimas, en su mayoría mujeres, de las cuales 46 casos son considerados más graves.

TELEFONO Para las situaciones en las que el riesgo de agresión es muy elevado, la policía tiene en marcha un mecanismo que permite a las víctimas llevar consigo un teléfono móvil de emergencia, que las conecta inmediatamente con el agente de policía asignado a su caso, cuando se produzca una situación de urgencia. En estos momentos, diez mujeres en Badajoz llevan encima este teléfono y otros cuatro están en camino.

Este móvil dispone de tres teclas que conectan al usuario las 24 horas del día con el funcionario de la Upapvm, con la sala del 091 y con Madrid (Comisaría General de Seguridad Ciudadana), para evitar que si uno de los enlaces no funciona, la víctima no quede desprotegida. Este sistema permite una reacción policial rápida. Cuando el teléfono del policía adscrito suena, el agente sabe de inmediato quién llama.

Fidel, Celestino, Domingo y José María son los cuatro agentes que trabajan en la parte no operativa de la unidad. Cada uno de ellos tiene asignadas a 25 mujeres, cuya situación conocen bien, pues si no son ellas las que llaman, los policías se encargan de hacerles un seguimiento periódico. Cada semana mantienen dos o tres entrevistas personales, en función del grado de riesgo o la situación anímica, incluso las acompañan a los juicios y cuando ellas se lo piden, por temor a un encuentro con su agresor. La parte operativa de la unidad la componen otros 6 agentes. La Upapvm pone en contacto a las víctimas con un psicólogo, informa de las ayudas económicas y si lo necesitan, se les dirige a la Casa de la Mujer.

Lo primero que hicieron estos policías cuando se puso en marcha la unidad, fue recopilar todas las ordenes de alejamiento de los juzgados de instrucción y de lo penal y los datos de las víctimas se introdujeron en un programa, hasta entonces inexistente. Los funcionarios quieren apuntar que no sólo tratan con mujeres, sino que la violencia doméstica también abarca ascendientes y descendientes. Cuentan el caso de un hombre denunciado falsamente por su esposa de forma reiterada, que es considerado una víctima.