La mayoría de los vendedores ambulantes que instalan sus puestos en el mercadillo de los martes no quieren trasladarse a la zona de la plaza Alta, San José y El Campillo, como pretende el ayuntamiento y como lo anunció el pasado viernes el concejal de Mercados, Alejandro Ramírez del Molino. Este no ha hablado todavía con los interesados, pero ya anunció que "esto es como las lentejas, el que quiere las come y el que no, las deja", una frase que ha sentado mal a algunos comerciantes.

Las razones esgrimidas por los vendedores que hablaron ayer con EL PERIODICO, que venden sus productos en los dos mercadillos, el del martes y el del domingo, coincidieron en señalar aspectos negativos del nuevo destino: espacio insuficiente para colocar los puestos, dificultad para el tráfico y accesos y la falta de suficientes aparcamientos.

En cambio, aquellos que sólo venden los domingos --casi 400-, no veían demasiados inconvenientes para que en un futuro más menos próximo, este mercadillo se traslade desde Suerte de Saavedra --como reclaman los vecinos-- al Nevero, pero "siempre que se aproveche para hacer una reorganización como es debido y se acabe con los puestos ilegales", según manifestaba Juan Gómez, vendedor de frutas.

Para este cambio, los ambulantes, se mostraban más dispuestos porque afirmaban que en El Nevero "los son viales anchos y están asfaltados, hay espacio y longitud suficiente, son dos calles, hay zonas para aparcar y tiene buenos accesos", como indicaba otro hombre que tiene varios familiares vendedores.

ELVAS COMO EJEMPLO Esta opinión era compartida por Antonio Briz, cliente asiduo, quien ponía como ejemplo el mercadillo de Elvas, "con todos los toldos iguales, los puestos en su sitio y con cinco metros de separación en calle. Que valla Ramírez del Molino a verlo y luego diga lo de las lentejas", subrayó.

Juan Gómez, no obstante, se quejó de "la falta de vigilancia en el mercadillo de los domingos para que los vendedores ilegales no se coloquen en el suelo, en pleno medio de los pasillos, impidiendo que la gente se acerque a nuestros negocios".

Un vendedor del puesto de verduras de Isabel Díaz manifestó que "si nos llevan nos tendremos que ir, pero no lo veo positivo porque irá menos gente y habrá menos venta, además allí no pueden llegar los coches".

José Maqueda también lo veía "muy mal, da mala cosa y no vamos a caber ni pueden entrar los coches; si respetáramos todos los horarios, pues a lo mejor, pero cada uno va a su avío".

NO CABEN Manuel Pérez explicaba que los casi 300 vendedores de los martes no caben en el lugar propuesto, "por una parte me parece bien, yo vivo allí, pero por otra no hay cojones de meternos a todo porque no cabemos, además, al casco antiguo irían menos personas", dice.

Julio, que vendía justo enfrente de Manuel, apuntaba que "el señor Ramírez del Molino debería pensar si está bien decir que esto es como las lentejas, como si 300 familias estuviéramos jugando al esconder. Creo que se lo tenía que haber ahorrado y solucionar el tema".

Joaquín fue uno de los que se mostraron más dispuestos al cambio: "Yo tengo licencia y no la uso porque me dieron un mal sitio, a ver si en el nuevo me pongo". Gabriel Salazar, en cambio, prefería no ir al casco antiguo, y David Saavedra señalaba: "Hay que mirarlo todo; no hay sitio para los coches y los días de lluvia no los podrías juntar, pero sí creo que iría La gente".

Entre los usuarios había opiniones distintas. Por un lado, Eusebia González afirmaba que "yo estoy a favor de que lo pongan en la plaza Alta", mientras que su marido, José Méndez, mantenía que "no tenían que haberlo quitado nunca de allí; se lo cargaron y ahora quieren recuperar el casco antiguo".