El entorno de la muralla, en la subida a la alcazaba desde la puerta de Pajaritos, no está exento de la sucia acción de aquellos a los que no se le ocurre otro lugar donde verter sus basuras y enseres inservibles que en este lugar privilegiado, resquicio de la historia, ante la mirada impertérrita de Ibn Marwan. Alguien debería darse por aludido.