De Sevilla a Gijón, pasando por Monesterio, Fuente de Cantos, Calzadilla de los Barros, Puebla de Sancho Pérez, Zafra, Los Santos de Maimona, Villafranca de los Barros, Almendralejo, Torremejía, Mérida, El Carrascalejo, Aljucén, Alcuéscar, Casas de Don Antonio, Aldea del Cano, Valdesalor, Cáceres, Casar de Cáceres, Alcántara, Cañaveral, Grimaldo, Galisteo, Aldehuela de Jerte, Carcaboso, Valdeobispo, Cáparra, Aldeanueva del Camino y Baños de Montemayor. La suma de más de 400.000 extremeños. La Vía de la Plata es mucho más que el camino que une estas localidades, más que la 'columna vertebral' del oeste español y más que un itinerario relevante en Europa.

La Vía de la Plata es un crisol de culturas. Fue y sigue siendo una oportunidad de desarrollo de los pueblos por los que circularon durante miles de años mercancías, tropas, comerciantes, viajeros y cultura. Se trata de un primitivo sendero que trazaron animales, cazadores y pastores... Posteriormente pasó a consolidarse como una ruta comercial para los tartessos hasta la llegada del Imperio Romano. Conquistadores y conquistados fueron transformando a su paso esos senderos entre dehesas y bosques en una calzada de piedras --en algunos tramos-- aplicando los grandes conocimientos sobre ingeniería que poseían los romanos: firmes, puentes, miliarios, mansiones,... Muchos siguen todavía en pie, como el puente de Mérida o el de Alcántara, y realzan una de las calzadas romanas mejor conservadas del mundo, dicen quienes defienden el resurgir de este histórico camino. Para los romanos fue un itinerario clave en el desarrollo de ciudades como Emérita Augusta (Mérida), Castra Cecilia (Cáceres), Salmantica (Salamanca) o Asturica Augusta (Astorga).

Tras la caída del Imperio Romano, visigodos y mozárabes transitaron por estas rutas. En la Edad Media la calzada romana sirvió también de instrumento militar de los reinos cristianos y escenario de paso de reyes como Alfonso VIII, Alfonso IX, Fernando II,... Fernando el Católico o Carlos V fueron otros personajes que deambularon por sus rutas convertidas también cañadas reales. Dos milenios después, reinventada como Ruta de la Plata, sigue siendo una de las principales vías de comunicación que vertebran el occidente español gracias a la Nacional 630 o la Autovía A-66. De su pasado queda la historia y vestigios milenarios que disfrutan senderistas, ciclistas y peregrinos. Proteger este crisol de culturas y poner en valor su pasado, presente y futuro es el objetivo que persigue desde hace años uno de los firmes defensores de este trazado, el alcalde Calzadilla de los Barros, Antonio Galván Porras.

El grupo popular en el Senado, encabezado por Galván, defenderá mañana lunes una moción