La de ayer fue de las corridas más completas que se recuerdan en Olivenza. De seis toros, parejos todos ellos de presencia, cinco embistieron y lo hicieron con gran clase. El sexto era de Domingo Hernández, el otro hierro de la casa, que también embistió pero defendiéndose. Con ese encierro los toreros brillaron a gran nivel y dieron cuenta de su condición de figuras del toreo.

Bonito y con la cara puesta hacia delante el que abrió plaza. Antonio Ferrera, que reaparecía, como Fray Luis de León. Ese decíamos ayer fue un recibo capotero mecido, enganchando al toro, que se le iba con temple y entrega. Tercio de banderillas arriesgando.

Buen tranco del de Garcigrande y brindis emotivo al público. Inició de faena de rodilla genuflexa. En redondo, Ferrera en sazón, llevándolo con limpieza hacia delante. Gran toro, con fijeza y recorrido. Firme y solvente el torero. Sonaba el pasodoble Antonio Ferrera, gran detalle de la banda. Conjunción plena. No podía tener mejor reaparición. En corto al final, comunión completa con los tendidos. Ese sentido del temple, tan acreditado, seguía vigente.

A su aire en el capote de Ferrera el cuarto. Quería ir el burel hacia delante, pero blandeaba, aunque llegó a banderillas con un tranco magnífico. Tercio de banderillas de los suyos, con un segundo par con el quiebro de espaldas y el cuarteo.

Toro que se vino arriba, de ganadería buena, pronto y con recorrido. El torero con la muleta adelantada, corría con suavidad la mano. Series logradas, puesto el extremeño en el sitio. Faena larga y exigente, tanto que el animal se echó, lo que deslució pero no hizo olvidar que aquel había sido un buen toro. Oreja con fuerte petición de la segunda.

No mentían las hechuras del primero de El Juli. Bajito, también con la cara puesta hacia delante. Mecidas las verónicas y buen tranco del animal en banderillas. Inicio de faena andando al astado, con pases de telón. En redondo, llevándolo para adelante. Ser figura del toreo es lo que hacía El Juli: suavidad en los toques, temple y acople total. Eso era mejorar lo poco que había que mejorar de otro gran toro. Lío al final, en corto. Una oreja. Sucede que estos toreros tan buenos hacen que a veces la emoción se tape.

Bonito y entipado el quinto. Tomó bien el capote y propició un comienzo de faena de El Juli de rodilla genuflexa, sometiéndolo pero sin cortarle el viaje. Alternando ambas manos siguió en redondo, con esos matices y fundamentos que le distinguen: temple soberbio y remate del muletazo. Con el animal a menos, más firmes los toques, pero lo llevaba hasta el final. Todo eso hizo que la faena no decayera, que mantuviera su intensidad e interés, acortando distancias al final. Con El Juli tal vez la técnica del toreo haya llegado a su máxima depuración. Gran estocada y dos orejas.

Bonito también el primero de Alejandro Talavante. Toro que metió bien la cara en los dos primeros tercios. Inició a revienta calderas: de rodillas, dos cambiados por la espalda. Le daba sitio pero hizo ademán de rajarse el toro, pero no. Gran tanda con la diestra y otra mejor al natural, abarcando una embestida de un mansito con buen fondo. El toreo en plenitud, ese que deja un poso de regustó y satisfacción. Por un pitón y por otro, bordándolo, todo un paradigma el remate del muletazo, Talavante en sazón, con una torería andando al toro que hay que sentirla. Aquel chiquillo al que los extremeños vimos nacer al toreo, hoy es uno de los grandes. Metisaca, una lástima, y estocada. Oreja.

Serio y con cuajo el que cerró la corrida. Brindis de Talavante a Ferrera. Inicio de faena sin obligarlo y pronto en los medios, muleta adelantada para torear con la diestra. Segunda tanda muy larga, bien rematada. Peor el, toro por el pitón izquierdo pero muy firme Talavante. Con el defecto de echar la cara arriba a partir del embroque. El lunar de un gran encierro.