Conseguir comprar un libro de texto los primeros días de septiembre se ha convertido en una misión imposible si olvidaste hacer la reserva en julio. Ahora, no sólo no lo encuentras sino que difícilmente lo puedes encargar. Pero si no te espabilas tampoco llegas a tiempo para la ropa de invierno, te quedas sin tallas, sin colores o sin el modelo que mejor te iba.

Es dura la tarea de enfrentarse a una realidad inventada por las grandes superficies comerciales. Ellas, más que nadie, han conseguido introducirse en nuestras mentes y anular nuestras voluntades, haciéndonos creer, además, que somos libres y felices. Conocen a la perfección nuestros pensamientos, estudian los gustos y controlan todos los movimientos. Antes de que la empresa donde trabajas haya ingresado tu nómina, ellas ya han distribuido tu salario entre sus distintos departamentos.

Ver bañadores en marzo, libros escolares en julio, bufandas en agosto, turrones en octubre y disfraces de Carnaval en enero, es nocivo para la salud, no sólo estresa al más paciente sino que genera angustia, depresión, ansiedad, y otro tipo de trastornos. El SES debería tomar cartas en el asunto.