Se me ha atragantado la técula mécula. Y eso que el trocito que contenía la caja que nos regaló el ayuntamiento a los periodistas y trabajadores de los medios de comunicación de Badajoz esta Navidad era una porción chiquitita, al igual que los botecitos de miel, mermelada o incluso las bolsitas de infusiones. Porque encima parece, por los comentarios que se han hecho, que nos regalaron un jamón o un Rólex. Y encima el autóctono paquetito sirvió de coña machista porque tiene toda la pinta de un costurero.

Y no hablemos de la famosa cena de los periodistas . El pescado, según dijeron, no sabía a nada, la carne estaba dura y el tiramisú era una gelatina en copa, ¡qué horror!

Pero aún así lo peor de este tradicional encuentro navideño entre periodistas y políticos, que ya se hacía desde la época de Manolo Rojas , no fue ni el regalo ni la cena, sino las críticas y las insinuaciones que contra la prensa se han hecho a raíz de la denuncia que ha realizado el grupo municipal socialista.

Abrió la veda el concejal Miguel Angel Segovia preguntando "quién fue a la cena" y "con qué intenciones" y a partir de ahí todo tipo de comentarios.

¡Pero si nos tenemos el cielo ganao!, como diría mi madre, sólo por aguantar las patochadas de muchos de nuestros políticos.

Está comprobado el hartazgo que los ciudadanos tienen de la información política. Sin embargo, la prensa de Badajoz acude diariamente al ayuntamiento para cubrir las noticias que genera no sólo el PP, sino también el PSOE e IU. Y no lo hacemos por los regalos o las cenas de navidad, sino por el rigor y la profesionalidad que la prensa de Badajoz demuestra intentando informar puntualmente de lo que pasa en la ciudad.

Así que, señor Segovia, apúnteme en su lista, yo sí fui a la cena del ayuntamiento , en cuyo equipo de gobierno entiendo que está representada la institución a la que usted pertenece y que agradeció, con más o menos acierto, nuestra labor diaria.