Cipriano Valiente Solana nació en Cáceres en 1871, pertenecía a una familia con otros cuatro hermanos: Marcelo , Tiburcio , Fernanda y Pura . Cipriano estaba casado con Rosa Polo Rey , nacida el mismo año y en la misma ciudad que su marido, un hombre que primero había sido cochero de las Borregueras y luego fue encargado de la finca La Lagartera, propiedad de la marquesa de Villatorcas , que era ya un renglón importante en su trayectoria profesional. Además, los Valiente tuvieron en la Ronda del Hospital un parador, conocido como el Parador de los Valiente, al que llegaba puntualmente la diligencia que servía al correo entre Cáceres y Madrid.

Cipriano y Rosa vivían en una casa muy bonita en la Puerta de Mérida, con una ventana preciosa y un alfir maravilloso fechado entre los siglos XVI y XVII. La pareja tuvo cinco hijos: Pura , Joaquina , Ramón , Gabriela y Miguel . Pura, la mayor, murió muy joven; Ramón tuvo un final trágico en la guerra civil, fue herido en Paracuellos y falleció. Miguel también murió joven. Gabriela contrajo matrimonio con un guardia civil, reside en Vigo y tiene cerca de 100 años. Joaquina, la hermana que completa el círculo familar, también vive. Tiene 107 años y reside actualmente en la residencia redentorista en Santa Fe (Granada) pero toda su vida ha girado en torno a Cáceres. Esta es su historia...

Así fue su vida

Joaquina Valiente Polo nació el 18 de febrero de 1907. Su niñez y juventud transcurrieron entre la casa de sus padres en la Puerta de Mérida y el Parador de los Valiente, donde ayudaba en la atención a los huéspedes. Se casó con Enrique Contreras González , que era hijo de Fernando Contreras García , natural de Trujillo, y de Constantina González Cruz , nacida en Talaván en 1878. Fernando Contreras fue maestro de obras en Arroyo de la Luz y Cáceres. Además de Enrique, tuvieron varios hijos más: Ana y Aquilino , que falleció en la guerra.

Enrique y Joaquina se casaron en la entonces parroquia de Santa María la Mayor el día 26 de mayo de 1929 en ceremonia oficiada por don Julián Rivas Contreras , primo de Enrique, que estuvo trabajando con don León Leal y posteriormente con Germán Manzano , que era corredor de comercio. Ingresó luego en el Banco de España y durante años ejerció su labor como Ayudante de Caja, primero en la calle San Pedro (sede de la entidad) y con posterioridad en Hernán Cortés cuando se levantó el nuevo edificio. Estando en el banco trabajaba de mañana y por las tardes colaboraba como contable en los almacenes que Jacinto Gozalo tenía en la calle Pintores, una labor que ejerció hasta su jubilación.

Nada más casarse la pareja vivió en Donoso Cortés, donde nació su primer hijo, Fernando Contreras Valiente , un hombre muy conocido en Cáceres que falleció en 1991, fue tesorero de la Cofradía de la Virgen de la Montaña, trabajó en Gozalo, que luego fue Vestimoda, y contrajo matrimonio con Esperanza Caldera , hija de Santiago Caldera , el célebre fotógrafo de Cáceres. Tuvieron cuatro hijos: Esperanza , profesora; Fernando , que trabaja en Diputación; Enrique , que es delineante, y Miguel Angel , que pertenece al servicio de vigilancia y seguridad de Hacienda.

Años después de estar en Donoso Cortés, la familia se trasladó al número 13 de la calle San José, donde nacieron dos hijos más. Uno de ellos era Ramón , que vino al mundo en 1939, estudió en el Instituto de Enseñanzas Medias y posteriormente se trasladó a Madrid, donde estudió Perito Agrícola. Ramón empezó a trabajar en Lérida, donde hizo el servicio militar, luego se trasladó a Cieza (Murcia) hasta que aprobó unas oposiciones y entró en un organismo autónomo del Ministerio de Agricultura en Lérida. Vive allí, donde se casó con María del Pilar Moreno y son padres de cuatro hijos: José Ramón , Joaquín , Alvaro y Pablo .

Joaquina y Enrique tuvieron otra hija, Rosi , nacida en 1936, casada con Juan Ignacio Pérez Rodríguez , nacido igualmente en 1936 en la calle Pintores. Juan Ignacio era hijo de Crescencio Pérez y Petra Rodríguez . Crescencio regentaba Pérez, una tienda de ropa y confección situada en el 12-14 de Pintores, caracterizada por una petaca muy grande que tenía en el escaparate. Previamente esa tienda se llamó Ignacio Gil Hoyos y luego Viuda de Ignacio Gil Hoyos , hasta que adoptó el nombre de Pérez cuando la tienda pasó a ser propiedad de Crescencio.

Ignacio Gil Hoyos, industrial de Hervás que llegó a ser concejal del Ayuntamiento de Cáceres, estaba casado con Valeriana Congregado , que era tía de Petra. Como quiera que no habían tenido hijos adoptaron a Petra y a ella le dejaron el negocio, que finalmente regentaría su marido. Era aquella una tienda de confeccciones, marroquinería y sastrería que inició su andadura en los albores del año 1900. Un establecimiento con dos escaparates al exterior, uno más grande, otro pequeño, uno para la marroquinería y la piel, el otro para las piezas de tejidos y confección.

En el interior, la tienda se dividía en varias alas, una disponía de un mostrador vestido de infinitas estanterías, que luego se comunicaba con otra estancia donde estaba la sastrería. En ella había un cortador que también tomaba las medidas, el primero de ellos fue Juan Rodríguez (padre de Petra, suegro de Ignacio), que murió muy joven, luego se dedicó a esta tarea Manuel Trejo . En la parte superior del establecimiento había un taller de sastrería en el que trabajaban tres o cuatro muchachas que se ocupaban de las tareas de costura: Petra , Marcela , Luisa y muchas más.

Crescencio se quedó con este negocio en el que también estaba trabajando porque Crescencio se inició en el mundo de la confección en los Almacenes de Tomás Pérez , un empresario de Ceclavín que recaló en Cáceres para abrir este negocio en la plaza Mayor, donde también montó una chocolatería, con ventanas a la calle Ríos Verdes desde las que se veían a los empleados vertiendo el chocolate caliente sobre moldes para luego darles la forma a aquellas deliciosas tabletas que se comercializaban por todo Cáceres.

Crescencio entró a trabajar con Tomás Pérez porque era sobrino suyo y también era natural de Ceclavín y Pérez se trajó a muchos jóvenes de su pueblo porque sus almacenes hacían en muchos casos las veces de internado, donde los muchachos del pueblo se formaban como aprendices para luego dedicarse al mundo del comercio con

empresas propias. Aquellos almacenes estaban situados casi en semisótanos, en lo que luego fue la pastelería La Salmantina, y a ellos se accedía desde los portales. En el interior, dos crujías abovedadas, un mostrador amplio, transversal, recubierto de estanterías. Por Pérez pasaron gentes como Barbancho , Galán o José Pérez , hermano de Crescencio, encargado luego de Almacenes Pérez, el gran almacén que se montó en Pintores y que posteriormente se dedicó exclusivamente a la venta de muebles. Fue un establecimiento éste que tuvo también un gran éxito porque tocaba muchos campos: perfumería, sastrería, pañería, confección, muebles, juguetes... Eran unos almacenes tan profundos que hasta tenían acceso por la calle Parras.

En Pintores

Juan Ignacio Pérez, el marido de Rosi, nació en la calle Pintores, estudió en el colegio San Antonio e hizo la carrera de ingeniero industrial en Madrid. Trabajó en la Compañía Sevillana de Electricidad y reside en Granada. La pareja tuvo ocho hijos: Rosa María , Juan Ignacio , Enrique , Francisco Manuel , Tomás , José Ramón , Fernando y María del Carmen .

Enrique y Joaquina fueron muy felices en aquel barrio de San José donde se vendían cerámicas de Arroyo y en verano ponían puestos de melones. Era la de ellos una casa de dos plantas a la que se accedía por una escalera general. Disponía de comedor de diario, de comedor 'bueno', varios dormitorios, una cocina con vistas a San José y un gran corral. Eran vecinos de aquella calle la familia Civantos , la familia de Dionisio Collado , los Arias , Talavero o los Sánchez Montalbán , que él trabajaba en el Banco Hispanoamericano.

El matrimonio vivió en San José hasta que luego se compró un piso en Santa Joaquina de Vedruna y después en avenida de España. Finalmente se marcharon a Granada junto a su hija Rosi. Allí, Enrique murió a los 88 años.

Joaquina, ayudó a muchas familias durante la contienda civil. Devota de la Virgen de la Montaña, San Blas y el Nazareno, tiene 16 nietos y 22 biznietos y una vida tras de sí iniciada en aquellos tiempos en los que su padre era cochero de las Borregueras y guarda en La Lagartera, aquellos tiempos felices del Parador de los Valiente, tiempos dulces de fábricas de chocolate, tiempos sedosos de pañerías en Pintores...