El agresor ficticio es Joaquín y la víctima Carmen. Ella le ha denunciado por malos tratos después de sufrir una agresión que le hizo temer por su vida y hoy se juzga el caso en una vista oral simulada en la Casa de la Mujer, que preside la magistrada de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, María Félix Tena, y que tiene como público a 120 estudiantes de primero de bachillerato del instituto Norba Caesarina.

El cuenta ante el tribunal que los golpes que presenta su mujer son fruto de una caída y que es mentira que le haya puesto la mano encima, la insulte o le impida salir con amigos. Ella, en cambio, sostiene que empezó a golpearla tras la luna de miel.

Los dos contestan a las preguntas de la Fiscal de Violencia de Género, Amalia Cortés; la letrada de la acusación particular, Mercedes Fernández; y el abogado defensor, Mario Salas. También el forense, el director del Instituto de Medicina Legal, José María Montero, quien precisa en su informe pericial que los golpes que presenta la mujer no corresponden a una caída, sino que han sido infligidos por una persona y que las secuelas psicológicas son importantes. La versión del marido se tambalea.

EDUCAR PARA PREVENIR Menos los miembros del tribunal del estrado, todo es falso. El agresor, la víctima, el caso..., pero el didáctico simulacro de juicio sirve para hacer llegar a los jóvenes "el significado de la violencia de género para las víctimas y la importancia de tener una ley que las proteja", señala la directora del Instituto de la Mujer, María José Pulido. "Esperamos --añade-- que aprendan a despreciar las conductas machistas y a no reírle las gracias a los chicos y hombres que chulean de ellas y que acaban en un clima de violencia".

La magistrada María Félix Tena explica a los estudiantes la dinámica habitual en los juicios y les aclara que cuando se comete una agresión "se ataca a la sociedad y se vulnera sus normas de convivencia". Y añade: "No es cuestión de una víctima y un agresor, sino de la sociedad representada en esa víctima".

La idea de este juicio simulado --estaba previsto que se celebrara ayer mismo otro con jurado por el falso asesinato de una mujer-- surgió en el propio instituto Norba. Durante los últimos años, los alumnos han asistido a charlas de los forenses sobre la violencia de género que pretenden prevenir y concienciar del problema desde edades tempranas. Este año se quiso ir más lejos para profundizar en esa idea de "educar para prevenir", apunta la profesora de Literatura del centro, María Jesús López, promotora del proyecto junto a la psicopedagoga Montaña Rollo.

Así se llegó a concebir este didáctico juicio, el primero de estas características que se celebra en Extremadura y que varios centros educativos ya han solicitado. "En las redacciones de clase, el tema de los malos tratos es muy frecuente. Se ve que es un tema que preocupa a los alumnos", asegura López.

El juicio queda visto para sentencia. Hay que decidir si el acusado es culpable o inocente. Dos chicos opinan que no, porque no hay pruebas suficientes, ya que nadie vio que la pegaba. Uno cree que las lesiones no fueron tan graves y que la situación se ha cogido a tiempo. Otra compañera discrepa: "Es culpable, sin duda". Otro joven está con ella pero su reflexión va más allá: "¿Es suficiente una condena judicial para acabar con el problema?". La realidad se impone.