La asociación de vecinos de las 300 mantuvo una acalorada reunión el pasado jueves para elegir presidente que al final no consiguió sus objetivos. Esta asociación estaba administrada desde hace algo más de dos meses por una junta rectora tras la renuncia del anterior presidente Manuel García Jarillo. A la reunión asistió la concejala de Participación Ciudadana, Carmen Lillo. Según ha manifestado García Jarillo, "la votación no era legal según los estatutos porque no se había informado adecuadamente a los socios", además García Jarillo considera que hay intereses políticos detrás de la junta rectora y que Carmen Lillo no debería haber estado. Por su parte, la edil socialista manifestó que acudió a la reunión invitada por la junta rectora y solo como espectadora, ya que "es mi deber tomarle el pulso al movimiento vecinal para atender mejor sus necesidades." Carmen Lillo ha calificado de "desagradable" el alboroto que se formó.

Según contó García Jarillo, la policía municipal acudió al lugar de la reunión y él mismo llamó a la policía nacional "en previsión de que hubiera incidentes". El ambiente de la reunión se caldeó ante las acusaciones de algunos de los presentes que tachaban a García Jarillo de ladrón, además, "hubo amenzas y quisieron pegar a mi mujer", informó. Finalmente la reunión se disolvió y la asociación de vecinos de las 300 sigue sin presidente. García Jarillo entregó los libros de actas y de cuentas a Carmen Lillo, que según Jarillo servirán para dejarle libre de toda sospecha y está barajando volverse a presentar porque "me lo pide la gente".

Carmen Lillo lamentó lo sucedido y ha manifestado que este tipo de incidente no es representativo de las asociaciones de vecinos que "son la correa de transmisión entre los ciudadanos y las instituciones.