Unos 40 niños inmigrantes suelen interrumpir su proceso de escolarización en Talayuela cuando acaban las tareas agrícolas en las que trabajan sus padres, una tendencia que cada año suele ir a menos por la propia concienciación de las familias en la importancia de la educación de sus hijos. El colegio Gonzalo Encabo de Talayuela, el único de la localidad, cuenta con un total de 660 alumnos, de los que unos 270 son de familias inmigrantes procedentes casi en su totalidad de Marruecos y que desde hace una década se han ido asentando o acuden a Talayuela para trabajar en el cultivo del tabaco.

Según su director, Manuel Vivas Carrasco, la integración de los niños inmigrantes "es un proceso lento", en el que depende mucho la actitud de las propias familias, pero que "no se está llevando mal".

A LOS TRES AÑOS La integración, según comentó Manuel Vivas, se ve plenamente favorecida cuando los niños marroquíes son escolarizados a los tres años y cuando su permanencia en el centro es regular. En ese sentido, lamentó el parón en el proceso educativo que todavía sufren algunos de sus alumnos -en torno a unos 40 al año- cuando abandonan el colegio en los meses de noviembre o diciembre, al terminar la recogida del tabaco, para marcharse con sus familias a Marruecos, a Francia o a otras zonas de España en busca de trabajo y hasta que vuelva a haber demanda en Talayuela.

El director del Gonzalo Encabo se felicitó, no obstante, por el hecho de que esta cifra se vaya reduciendo año tras año, dada la importancia que los padres inmigrantes van dando a la educación de sus hijos, lo que hace que en muchos casos ya se marchen ellos solos cuando en Talayuela se produce el parón de las tareas agrícolas.