Unas cuarenta personas asistieron ayer a la misa funeral por Ángel Cortés Solana, fallecido la madrugada del lunes a manos de uno de sus hijos. Comenzó a las nueve de la mañana y se celebró en la parroquia del tanatorio San Pedro de Alcántara. A la misa asistieron solo sus dos hijos mayores (el pequeño está en prisión por haberle disparado). Su esposa no acudió al encontrarse mal física y psicológicamente después de todo lo ocurrido. Al cementerio de Cáceres, donde se dio sepultura al fallecido, solo asistieron unas diez personas, pertenecientes a la familia más allegada.

El sepelio se celebró a esa hora por decisión expresa de los familiares, que querían terminar cuanto antes con este dramático suceso. Su objetivo ahora es mantenerse fuertes y unidos para defender a su hermano, al que consideran una víctima más de todo lo que ha ocurrido. De hecho el hermano mayor acompañó a Daniel Cortés en su declaración ante la titular del juzgado de instrucción número 4 de Cáceres, el lunes por la tarde.

Los malos tratos eran conocidos entre su círculo más cercano, sin embargo pocos se imaginaban que pudiera desencadenarse en este trágico suceso. Mucho menos que fuera Daniel el que se atreviera a poner punto y final a tantos años de sufrimiento tanto de su madre como de sus hermanos. Los que le conocen le definen como una persona tranquila, trabajadora y amable. Por los hechos se enfrenta a penas de diez a quince años de prisión por homicidio.