"Yo también creía que controlaba al volante, pero eso es una gran mentira", espeta Francisco Ruiz desde su silla de ruedas a las decenas de jóvenes que escuchan el relato de la tragedia en la que terminó una noche de juerga y exceso de alcohol. Su testimonio formó parte de un road show , un espectáculo didáctico y de concienciación, que pretende reducir las muertes de jóvenes al volante con el impacto visual de las experiencias contadas en primera persona.

La actividad, organizada por la Academia de Seguridad Vial y la asociación de estudios de lesionados de médula ósea, se desarrolló en el auditorio del complejo San Francisco. El espectáculo complementa la campaña Te puede pasar a ti y lleva cinco años recorriendo España (36 ciudades ya), por lo que su mensaje ha llegado a unos 16.000 jóvenes. "Intentamos parar la sangría inútil de jóvenes en las carreteras" , explicó Esteban García, de la organización.

Durante una hora, imágenes brutales de accidentes se intercalan con el relato de las tragedias vividas por profesionales que asisten habitualmente a heridos tras los siniestros y dejan constancia de "la cruda realidad".

Aparecen un despreocupado joven que dice tener un Audi con el que se va de botellón y aunque se coge el puntito él "pilota"; un policía local, Miguel Sanguino, que les pide que nunca tenga que avisar a sus padres; un bombero, Carlos Nieto, que les recuerda que solo tienen una vida; un médico de emergencias del 112, que les ruega no tener que tapar su cadáver con una manta isotérmica que extiende ante sus ojos o un médico de rehabilitación que les insiste que una tetraplejia es para toda la vida.

Y Francisco Ruiz, almendralejense, pone la guinda real y dramática al espectáculo . "Voy a cumplir 28 años pero hace poco cumplí 8. Esa noche no me puse el cinturón y al tratar de esquivar un contenedor, perdí el control y salí despedido. Antes era deportista y de repente me vi de nuevo aprendiendo a coger la cuchara. Yo cometí un error, no lo hagáis vosotros".