Más de un 90% de las víctimas de los timos más comunes que se dan en la provincia de Cáceres tienen como víctima a mayores de 65 años y, especialmente, jubilados con un nivel cultural bajo y una ajustada economía, según apuntan fuentes policiales.

Sin embargo, para el esclarecimiento de estos casos, los investigadores cuentan con un gran obstáculo: la reacia actitud de las víctimas a entablar una denuncia en comisaría. Así, es paradójico que casi la mitad de los afectados renuncia a ponerlo en conocimiento de las fuerzas del orden y de esta forma no admitir, por vergüenza o por miedo, que han sido objeto de tales engaños, según fuentes de la Dirección General de la Policía.

Los investigadores consideran que los mayores son presa fácil para los timadores, que suelen actuar en grupo y tratan de ganarse en todo momento la confianza de sus víctimas de múltiples maneras. Una vez entablada esta relación de cercanía o amistad es cuando logran convencer al jubilado de las ventajas de sus propuestas, tales como reintegros en bancos, accesos a números personales o la entrega de objetos de valor, especialmente joyas.

Al contrario de lo que se pudiera pensar, la mayoría de los timos que se dan en la provincia se producen en poblaciones de menos de 5.000 habitantes; en ciudades con mayor población este tipo de engaños resultan más remotos. Esto es debido, según las mismas fuentes, a que en localidades pequeñas, la vigilancia previa a la víctima resulta más fácil y los vecinos suelen conocer mejor las debilidades o las condiciones en las que viven los futuros afectados, a los timadores sólo les basta con preguntar haciéndose pasar por un conocido.

Entre los timos más extendidos en este medio rural se encuentra el del ´nazareno´, el de ´la estampita´ y ´el tocomocho´, estafas que se producen con la "complicidad" de la propia víctima que, a su vez, intenta aprovecharse de una situación de ventaja. De ahí la escasa disponibilidad de algunos de los afectados de ponerlo en conocimiento de la autoridad policial.

En lo que llevamos de año en la provincia de Cáceres se han denunciado una treintena de estos episodios, pero las fuentes consultadas consideran que el número de casos podría triplicarse si se hubieran presentado las correspondientes denuncias.

Por lo que respecta a la devolución del botín, en pocas ocasiones la víctima logra recuperar lo perdido.