Ya se conoce el borrador de las medidas que introducirá el Código Técnico de la Edificación, a fin de evitar que las nuevas construcciones, o las que se reformen sustancialmente, tengan una presencia de radón peligrosa para sus inquilinos, puesto que se trata de la segunda causa de cáncer de pulmón tras el tabaco, según la Organización Mundial de la Salud. Dicho borrador establece el listado de todas las poblaciones españolas que pueden presentar este riesgo por sus formaciones geológicas. Cáceres se encuentra en el Oeste español, en una de las áreas con más presencia del gas. Por ello, 19 municipios están incluidos en la ‘Zona I’ y 189 en la ‘Zona II’, la de mayor exposición. Si sumamos todos (se detallan en el anexo), se deduce que un 93% de las poblaciones cacereñas tendrán que acatar las nuevas medidas, y que solo un 7% se libran del riesgo del radón.

Este proyecto de Real Decreto modificará el anterior (314/2006, de 17 de marzo), puesto que Europa obliga a España a adaptarse a la directiva comunitaria para controlar la concentración del gas en los inmuebles. El borrador recoge las medidas que tendrán que aplicarse en las nuevas edificaciones y en ciertas reformas a fin de bloquear las emanaciones desde el subsuelo. Porque este gas radiactivo fluye si hay grietas o porosidades, pero no tiene olor, color ni sabor, no se percibe. Procede de la cadena de desintegración del uranio-238 y se diluye con rapidez al aire libre, sin riesgos, pero tiende a acumularse en las viviendas, especialmente en suelos permeables y con elevado contenido de radio-226. Una presencia continuada hace que esas partículas se depositen en las vías respiratorias, donde pueden dañar el ADN y provocar cáncer de pulmón.

El borrador se encuentra en trámite de audiencia e información pública. El texto definitivo apenas cambiará sustancialmente. ¿Pero qué medidas se tendrán que tomar en los municipios afectados? Lo primero que hay que saber es que solo serán de obligada aplicación en las poblaciones de la ‘Zona I’ y ‘Zona II’ cuando se trate de la construcción de nuevos inmuebles. También tendrán que incorporarse a las reformas de edificios ya existentes en caso de ampliaciones (en la parte nueva), en cambios de uso (de todo el recinto o de alguna zona del mismo) y cuando se realicen modificaciones que permitan aumentar la protección frente al radón o alteren la protección inicial.

Dichas medidas no serán necesarias en locales no habitables, o en locales habitables cuando se encuentren separados de forma efectiva del terreno a través de espacios abiertos intermedios con una ventilación suficiente.

El objetivo de este proyecto es que los usuarios no se sometan a un promedio anual de concentración de radón por encima de 300 becquerelios por metro cúbico (bq/m3), que es el límite de riesgo establecido por la UE. Para ello se han diseñado distintas medidas que se detallan a continuación.

EXIGENCIAS EN LA ‘ZONA I’ / En los 19 municipios cacereños de este grupo (están expuesto al radón pero no en el mayor grado), tanto las obras nuevas como las reformas anteriormente detalladas tendrán que incorporar una lámina anti-radón u otro tipo de barrera de efectividad demostrable, que limite el paso de los gases del terreno. El Real Decreto recogerá todas las características de estos elementos, que ya se perfilan en el borrador: espesor, coeficiente de difusión, durabilidad...

Como alternativa a dicha barrera, en los municipios de la ‘Zona I’, se podrá crear entre el terreno y el inmueble una cámara de aire destinada a mitigar la entrada de radón al interior. Puede ser vertical u horizontal en función del cerramiento a proteger. Este espacio dispondrá de ventilación natural o mecánica y tendrá que conectarse con el exterior mediante aberturas libres de obstrucciones dispuestas en todas las fachadas de forma homogénea (salvo excepciones contempladas), que deben ocupar al menos 10 cm2 por metro lineal del perímetro de la cámara. Cuando no se cumplan las condiciones necesarias de ventilación natural o se considere necesario aumentar su eficacia, se instalarán extractores mecánicos.

En el caso de edificios ya existentes en los que no haya cámara sanitaria, se podrá construir otra que resulte efectiva aunque no tenga las mismas características, por ejemplo por el interior del cerramiento en contacto con el terreno. Debe estar comunicada con el exterior y disponer de una altura o espesor de al menos cinco centímetros.

«Tenemos que conseguir una mejora en la salubridad de los edificios, que en todos ellos el promedio anual se mantenga por debajo de los 300 bq/m3. Antes, la norma española se encontraba en 600 bq/m3, y esta directiva europea deja abierto el campo a bajar hasta 100 bq/m3, que es el límite que recomienda la OMS», explica Pedro Pérez Francés, gerente de la Fundación Laboral de la Construcción en Extremadura.

EXIGENCIAS EN LA ‘ZONA II’ / Estos municipios, los más expuestos al radón, que en el caso de la provincia de Cáceres suman nada menos que 189 (incluida la capital), tendrán que introducir una barrera de protección anti-radón tanto en los nuevos edificios como en las reformas de envergadura. Pero además deberán incorporar obligatoriamente una segunda medida, que podrá ser una cámara de aire como las ya explicadas anteriormente (con ventilación natural o mecánica), o bien un sistema de despresurización del terreno que permita extraer los gases contenidos bajo el edificio.

Este sistema, según el nuevo Código Técnico de la Edificación ahora en trámites, se configurará mediante una red de arquetas de captación o de tubos perforados, instalados en una capa de relleno situada bajo el edificio y conectados a un conducto de extracción. Generalmente será necesario disponer de extractores mecánicos para aumentar su eficacia. En los edificios ya existentes, si no es posible introducir el sistema bajo el edificio, podrá hacerse de forma perimetral en el terreno exterior junto al inmueble.

El objetivo es que los hogares y los lugares de trabajo, formación y otros usos colectivos no superen la barrera de los 300 bq/m3. De hecho, en el caso de los edificios construidos previamente que vayan a ser reformados, se tendrá en cuenta lo siguiente: si las mediciones de radón presentan valores comprendidos entre 1 y 2 veces el nivel de referencia (300 bq/m3), se adoptarán las medidas correspondientes a la ‘Zona I’, pero si superan 2 veces ese nivel, se adoptarán las soluciones de la ‘Zona II’.

Por cierto que el borrador también recoge con todo detalle el modo en que se obtendrá el promedio anual de concentración de radón en las zonas habitables de los edificios, con normas muy detalladas. La fase de muestreo será determinada por el proyectista, la dirección facultativa o la entidad de control, que, en virtud de las especificaciones del Real Decreto, decidirán dónde poner los medidores y qué cantidad. La medición será realizada por laboratorios debidamente acreditados.

La Fundación Laboral de la Construcción de Extremadura, integrada por las patronales Fecons y Apdecoba, y los sindicatos UGT y CCOO, ya ha iniciado un estudio propio de mediciones para conocer la acumulación de radón en las viviendas y en distintos centros de uso público, y determinar en general la incidencia de este gas en diferentes zonas y tipologías de inmuebles. No obstante, de las primeras mediciones obtenidas se desprende que las viviendas ubicadas en las zonas de mayor exposición no suelen arrojar de momento niveles especialmente elevados, «sencillamente por la buena costumbre en estas tierras de airear las casas, y por el clima benigno que permite hacerlo casi todo el año», subraya el gerente. «En Mérida, situada en ‘Zona II’, hemos hecho mediciones de 5 bq/m3. En lugares como Albalá, donde había incluso minas de uranio, ni siquiera se ha llegado a los 100 bq/m3 en una casa a ras de suelo», detalla. La fundación prepara un congreso para otoño sobre el radón, y el próximo año realizará una medición más exhaustiva con 500 muestras en distintas tipologías de edificación, para obtener el promedio anual.

SIN ALARMAS / En todo caso, la Fundación Laboral considera que no hay que generar alarmas. Desde hace cientos de miles de años, estos elementos radiactivos (uranio, torio...) están en la naturaleza. El radón fluye desde el subsuelo solo en ciertas zonas y solo si existen grietas o porosidades en el terreno. Además, las concentraciones más altas se producen en sótanos, garajes, bodegas y espacios poco aireados en contacto con el suelo. Incluso en esos casos, una buena ventilación resulta efectiva y el sector de la construcción tiene medidas de freno.

«Estamos realizando un informe que nos han solicitado desde la Confederación Nacional de la Construcción para tratarlo en la próxima reunión, a fin de valorar estas medidas, estudiar cómo pueden afectar al coste de los edificios (en el caso de los nuevos no será excesivo) y aportar sugerencias para una aplicación realista de la norma», concluye el gerente.