A falta de dinero, buenas son hostias. Es lo que debió pensar, haciendo suyo el dicho de A falta de pan, buenas son tortas , un cacereño que acaba de ser condenado por un robo nada habitual, el de las hostias para las ceremonias religiosas que había en una ermita, el templo al que entró por la fuerza con la intención de llevarse el dinero que pudiera haber

Ocurrió hace casi tres años, en abril del 2009. Andrés G. G. decidió la tarde del día 29 cometer un robo y tomó además la decisión de hacerlo, quizás por encontrarse cerca del lugar, en la ermita de Nuestra Señora del Pilar de la localidad de Casas de Don Antonio.

No se sabe a qué hora llegó ni cuánto tiempo estuvo en la ermita, solo, según recoge la sentencia dictada contra él por el Juzgado de lo Penal número 2 de la ciudad, que fue entre las 19.45 horas del día 29 y las 03.30 horas del día 30 de aquel mes de abril cuando Andrés G. G. cometió los hechos por los que ahora ha sido condenado.

Lo que hizo, declara probado el magistrado Jesús Gómez Flores, fue entrar en el templo, "tras forzar con algún objeto a modo de palanca" una de las puertas de acceso a la ermita, y, una vez dentro, intentar abrir el cajón monedero de un lampadario de velas.

No lo consiguió, no pudo romper la cerradura del lampadario, por lo que, ante la imposibilidad de conseguir el dinero que iba buscando, decidió llevarse una bolsa de plástico que encontró en la ermita y que contenía hostias para ceremonias religiosas. Este fue su botín.

Una bolsa de obleas de las que se utilizan para las hostias consagradas fue lo que Andrés G. G. consiguió aquel día, y lo que ahora le ha supuesto ha sido una condena de un año y medio de prisión por un delito de robo con fuerza en las cosas, del que el juez le declara autor responsable. Y además, el pago de una indemnización al titular de la ermita de Nuestra Señora del Pilar de 140 euros, "que es el valor de lo sustraído y los daños causados".

La detención y su defensa

La madrugada en que se perpetró el robo en la ermita a Andrés G. G. le sorprendió una patrulla de agentes de la Guardia Civil circulando en una bicicleta por el camino que une la CC-147 con los depósitos de agua de la localidad de Casas de Don Antonio. Eran las 03.35 horas, y para justificar su presencia en el lugar a esas horas de la madrugada, les indicó que quería ir a Torremocha por los caminos, ya que le daba miedo la carretera, y que se había perdido.

Pero los agentes apreciaron en él cierto nerviosismo y le practicaron un "cacheo superficial" en el que le hallaron, en uno de los bolsillos de la chaqueta del chandal que llevaba puesta, "una pequeña bolsa transparente atada con un nudo con obleas de las que se emplean en los oficios religiosos en su interior". El les manifestó que la había comprado en Cáceres.

Los agentes, al no saber nada del robo en ese momento, y no apreciar "ningún indicio que pudiera relacionarle con cualquier hecho delictivo", le dejaron marchar. No fue hasta dos días después, tras denunciar el robo la encargada de cuidar la ermita, cuando se le relacionó con los hechos y se procedió a su detención como el presunto autor de los mismos.

Era detenido a principios de mayo del 2009, y era juzgado el pasado día 16 del presente mes de noviembre. En el juicio, Andrés G. G. reconoció que efectivamente se encontró de madrugada con los agentes, "pero negó haber estado en la ermita de Casas de Don Antonio y haberse llevado nada de ella", insistiendo en que estaba en aquel camino "porque se había perdido".

Y respecto a la bolsa de obleas que los agentes le encontraron y sobre las que él les indicó que había comprado en Cáceres, el acusado aseguró en el juicio que lo que los agentes le encontraron aquella noche en el bolsillo de su chaqueta "eran gusanitos, y no obleas de las utilizadas en la Iglesia".

Pero en la sentencia ahora dictada, el magistrado titular del Juzgado de lo Penal resuelve que "en virtud de la valoración conjunta de los distintos indicios", del conjunto de las pruebas documentales y testificales aportadas, "consideramos acreditada la participación del acusado en la entrada por la fuerza y el robo" perpetrado en la ermita de Nuestra Señora del Pilar de Casas de Don Antonio, y le condena por ello.