"Yo pensé que eran mi familia, de mi sangre, para mis hermanas yo soy su hermanito". Así comenzó Juan Carlos Barra Quintanilla, acusado de asesinar a sus padres con una escopeta, ayer en su intervención final en el juicio. Se mostró extrañado porque sus hermanos no hayan mantenido contacto con él desde el día en que fueron encontrados los cuerpos de sus padres. "He estado viviendo en una pesadilla. No teníamos ningún tipo de problema, excepto con uno de ellos (Juan Manuel), que siempre ha intentado quitarme del medio, llevándome a Castellón", aseguró.

Se definió como una persona trabajadora: "Lo que he tenido lo he tenido, gracias a Dios, porque me lo he trabajado. He sido un currante toda mi vida porque he estado en varias empresas a parte de en la de mi padre, yo pedí personalmente que no quería trabajar con mi padre", dijo. Señaló que quería trabajar para dejar las drogas: "Quería salir de las drogas y tener una vida normal porque eso ha abocado mi matrimonio".

Destacó también que el día de la detención tuvo que ir al hospital porque se encontraba indispuesto y que tenía una buena relación con sus sobrinos y con sus padres. "Con mis padres, pensábamos diferente, por su puesto, mi padre decía cosas que no tenía que decir, pero siempre le he dicho que las cosas de casa se quedaban en casa. Era bueno como él solo conmigo, cómo iban a consentir que viviera con mis padres si soy tan mala persona", añadió. "Yo a mis padres los quería, los he querido y los seguiré queriendo toda mi vida, la pena, que no pude demostrarles lo que yo he podido ser y ahora que ni siquiera sé dónde están enterrados".