Abandono, suciedad y peligro en un local ubicado en el número 12 de la calle Colón. El estado de este inmueble provoca preocupación y rechazo entre los empresarios de la zona al encontrarse abierto, tras haber sido arrancada la puerta principal y tener roto el cristal inferior del escaparate, ahora totalmente cubierto por carteles publicitarios.

Según explicó ayer la responsable de una mercería colindante, el local se encuentra en esta situación desde hace alrededor de quince días, aunque el abandono ha ido a más y las roturas de cristales se repiten con frecuencia tras haber sido repuestos. "Antes había una puerta que ha desaparecido y es un peligro porque puede entrar cualquiera", indicó esta empresaria.

El estado lamentable que ayer presentaba el inmueble era palpable, como comprobó este diario tras penetrar en su interior. Ropa tirada por el suelo, muebles abandonados y evidencias de que el lugar puede estar siendo frecuentado por okupas como demuestran varios cartones extendidos y botellas de agua en la parte más oscura del local.

Fuentes de la policía local confirmaron que ayer recibieron el aviso de un vecino de que en el local "entra gente" y explicaron que será preciso a partir de hoy localizar a los dueños.

ATENCION INMEDIATA A pesar de ello, los empresarios de la calle Colón no han tomado ninguna postura en común al no existir un colectivo que les agrupe. Sin embargo, Carlos Criado, responsable de una tienda de fotografía, pidió ayer al ayuntamiento que actúe: "Igual que la policía viene a pedirnos una licencia, también debería intervenir para localizar a los propietarios y cerrar ese local. De momento no ha ocurrido nada, pero puede pasar cualquier desgracia, no por la delincuencia que pueda existir sino por los cristales rotos de la fachada con los que se puede dañar cualquier niño".

El inmueble abandonado alberga varias habitaciones, sin luz exterior, en unas condiciones de insalubridad alarmantes y con un fuerte olor a humedad. Junto a este local, también se encuentra otro cerrado, que fue ocupado por el bar Béjar y en el que también aparecen rotos los cristales inferiores de la fachada, donde hay un cartel en alquiler roto por una parte.