Todo quedó en un gran susto, pero pudo haber sido peor. La noche del miércoles, Jénifer Ruiz puso un calentador en su habitación mientras se daba una ducha. Eran alrededor de las 21:30 horas. Mientras estaba en el baño, se fue la luz, pero no le llamó la atención, «como algunas veces también salta cuando ponemos varias cosas en la cocina, pues dije, bueno, alguien ya le dará», cuenta Jénifer. Al ver que nadie lo hacía, salió de la ducha «y vi que estaba todo lleno de humo», añade.

La joven, de 21 años, abrió entonces la puerta de su habitación y se encontró que «todo estaba lleno de fuego». Intentó sofocar las llamas con unas toallas empapadas en agua, pero no lo consiguió.

Jénifer, que comparte un dúplex con otros cuatro jóvenes en el número 9 de la calle Amor de Dios, se encontraba en ese momento con dos de sus compañeros, Diego y Rodrigo, que no se percataron de lo que sucedía en la planta de arriba de la casa. «Bajé con la intención de contárselo a Rodri», relata la joven, que quería pedir ayuda a sus amigos porque tenía su mascota, una coneja, en la habitación. Fueron ellos quienes sacaron a Jénifer de la casa y le impidieron subir de nuevo. Diego llamó a los equipos de emergencia, que afirma se presentaron enseguida.

Aunque la joven asegura que no tuvo sensación de asfixia ni de estar intoxicándose con el humo, «sólo pensaba» en rescatar a su mascota, hubo un momento en el que perdió el conocimiento, «solo recuerdo que había una mujer que me preguntaba muchas cosas». Afortunadamente, se recuperó pronto y fue dada de alta de madrugada.

Ayer, junto a su casero, Antonio Pecero, recogía sus enseres dañados a la espera de que un perito del seguro valorara los daños, «yo todavía no asimilo lo que ha pasado», decía Jénifer, con una sombra de tristeza en su cara.