Derechos para todos y obligaciones para todos". Esa es la filosofía que la concejala de Asuntos Sociales del ayuntamiento cacereño, Marcelina Elviro, quiere imprimir a las actuaciones que desde el Instituto Municipal de Asuntos Sociales (Imás) se desarrollan con las personas que disfrutan de algún tipo de ayuda social. También con las personas de etnia gitana.

La población gitana de Cáceres es de unas 3.000 personas concentradas principalmente en Aldea Moret, donde suponen la mitad de la población del barrio. La responsable de Asuntos Sociales cree que la integración de los gitanos en la sociedad de los payos "es un problema de Estado que traspasa los límites de la comunidad autónoma", pero considera inaplazable actuar, también desde el ayuntamiento. "Ha habido un abandono político durante 12 años y el abandono no hace más que agrandar los problemas", afirma.

EDUCACION Elviro cree que para lograr esa integración es especialmente importante la educación. "Queremos romper con los jóvenes", afirma, y en ese aspecto se muestra especialmente satisfecha de la tendencia de las cifras de absentismo escolar entre la población gitana, que han pasado del 30% en cursos anteriores al 8% en este.

Esa reducción se ha conseguido con la colaboración entre el colegio Gabriel Galán, el Imas y la Fundación Secretariado Gitano, que a través de un convenio con el Imas tiene contratada a una mediadora para la prevención del absentismo que visita a las familias en cuanto se detecta que un niño falta a clase.

Según explica Fernández, el programa está funcionando bien y se va a dar un paso más. "Como ya no hay el volumen de niños absentistas que había" --explica-- "se va a intentar recuperar a los que faltan con el proyecto Despertador : la mediadora irá a las casas de esos niños a hacer de despertador para que lleguen al colegio a su hora". Fernández es optimista "porque los padres y las madres son cada vez más conscientes de que la educación es muy importante. Saben que sin un graduado escolar no encuentran trabajo hoy en día por cuenta ajena".

INSERCION Por lo que respecta a la continuidad en los estudios, Fernández afirma que cada vez más chicos gitanos estudian en secundaria. En este curso son cuarenta que están repartidos entre los institutos García Téllez, Al Qázeres y Agora. Por lo que respecta al acceso al mundo del trabajo, el Fondo Social Europeo y el Imás financian desde el año 2003 el programa Acceder . "Se hacen itinerarios individuales de inserción profesional", explica Fernández. Desde el programa se analiza si la persona ya está lista para acceder al mundo del trabajo o necesita formación. Como en la mayor parte de los casos necesitan formación, el programa ha suscrito convenios con empresas para que el trabajador adquiera formación práctica en esas empresas. En muchos casos, esa persona se queda trabajando donde ha recibido formación.

Desde 2003 se han conseguido por esta vía 178 contratos, de los que se han beneficiado unas 60 personas (cada persona firma una media de tres contratos). En el 2008 se firmaron 19.

Desde Asuntos Sociales también se quiere actuar sobre una de las actividades tradicionales de las familias gitanas, la venta ambulante, reformando la ordenanza de Ferias y Mercados, promoviendo el asociacionismo entre los vendedores y ampliando el mercado de los sábados en Santa Lucía.

OBLIGACIONES La responsable de Asuntos Sociales quiere romper con el tópico de que "a los gitanos se les da todo" y cita como ejemplo que en las últimas becas de exclusión social el 70% han sido para payos .

Elviro asegura que los beneficios sociales van a conllevar también obligaciones, y explica que las familias que reciben prestaciones como disponer de una vivienda social tienen que comprometerse a ciertas obligaciones: pagar las rentas, llevar a los niños al colegio, buscar trabajo o cuidar los espacios públicos son las principales.

¿Qué sucederá con las familias que no cumplan con esas obligaciones? Elviro es tajante: "hemos llegado a un acuerdo con la Dirección General de la Vivienda para que se les desahucie, pero desahuciar a todo el mundo supone un problema de chabolismo que no podemos permitir". La concejala está convencida de que "como se consigue más es yendo a sus casas y trabajando con ellos poco a poco".

Fernández es optimista sobre el trabajo que se está llevando a cabo. "Vemos que las familias gitanas responden bien a los programas", dice, "suelen ser personas agradecidas, y si les exiges un compromiso se comprometen, pero es un proceso lento que conlleva un cambio de actitudes". Y cita como ejemplo la educación: "empezamos en 2003 a luchar contra el absentismo y los resultados se empiezan a ver cinco años después".