La inquietud es innata al ser humano. Las ganas de saber y conocer nuevas realidades se reparten a lo largo de la vida. Justo ayer el congreso de accesibilidad cognitiva estatal abordó el acceso a la inquietud cultural desde una óptica fácil. Las opciones culturales no suman todavía una clara adaptación para personas con discapacidad intelectual salvo algunas excepciones que se presentaron ayer. Desde la propuesta del Ministerio de Educación y Cultura para mejorar la comprensión de planos y textos de algunos museos hasta una iniciativa de novela gráfica escrita por el autor Andrés Guerrero que relata 15 historias sobre el amor escrita en lectura fácil. También se presentó una experiencia para adaptar las funciones de teatro que ya se ha probado en varias ciudades y en la que han participado más de 30 personas con discapacidad intelectual y expertos en accesibilidad.

Abrió la jornada José Antonio León, catedrático de Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid, abordó en una ponencia cómo se comprende lo que se lee y Óscar Pueyo de la cooperativa Altavoz; Juan Carlos Barrado, de la Junta de Extremadura sobre la Oficina Técnica de Accesibilidad y Lectura Fácil (Oacex); Clara Delgado, del Centro de Referencia Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas (Ceapat); a Jesús Hernández, de la Fundación Once y Pedro Núñez de Robolab se sometieron a una entrevista en un debate moderado por Jaime Armengol, de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, que habló sobre la experiencia del medio de grupo Zeta con la adaptación de textos en lectura fácil. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada tres personas de la población mundial tiene dificultades para comprender algunos tipos de información.