TVtidal Sánchez Corrochano, amigo del alma, ha fallecido en Cáceres, la ciudad y la tierra de sus pasiones y amores, de sus hondos y arraigados sentimientos, de sus trasiegos, de sus ansias de vida, de su caminar, y que llevaba prendidas desde siempre en lo más apasionado de sus adentros, a lo que contribuyeron de modo profundo sus padres Jaime y Elena, que gloria hayan.

Vidal era un enseñante vocacional y empedernido de numerosas generaciones de alumnos desde el reto y el pulso para ilustrarles debidamente en la andadura de la vida a través del colegio, en donde tanta importancia educativa, decía de modo casi permanente, tiene la figura del maestro, desde su responsabilidad, para orientar, seducir y aconsejar a todo el alumnado por los senderos más idóneos en su recorrido por la escuela, siempre con el consejo pedagógico y la mano tendida abierta, de par en par, para la más próspera de las enseñanzas.

Porque el colegial, repetía con frecuencia, rezuma siempre una parte del trabajo y dedicación de sus profesores. Lo cual, apuntalaba con su insistencia de amor propio, es elemental para el aprendizaje y la formación de los chiquillos. Y desde su juventud bachiller ya se volcó en el Magisterio porque así lo quiso mamar en el ambiente del Cáceres de los años cincuenta y sesenta. Una ciudad que se conocía como la palma de la mano, sobre todo la Ciudad Histórico-Monumental, de tantas veces como las que la recorrió entre libros, apuntes, investigaciones, tradiciones, dibujos, estudios, curiosidades e incansables recorridos, una y otra vez, por la Plaza de San Mateo, por el adarve de la Morisma, por el barrio judío de tanta belleza, por la calle Ancha, por la plaza de Santa María...

XCACERESx, amigo Juan, me contaba meses atrás, cuando la enfermedad se iba cebando de modo más que señalado en su cuerpo, se constituye como un jardín de extraordinarios arbolados históricos, culturales, etnográficos, tradicionales, comerciales. Una ciudad de puertas y fronteras abiertas, de gente sana, de paseos entre conocidos, y en la que se tiene la virtud de sosegar el espíritu por su calidez, por su calidad de vida, por sus entrañables hombres y mujeres, por su cambio hacia nuevos derroteros, por sus innumerables carreteras hacia lo mejor. Aunque Cáceres también, apuntaba, perdió, con harta severidad, la batalla migratoria con legiones de jóvenes en busca de nuevos destinos en unas décadas trágicas del siglo pasado para la riqueza humana. Y, por tanto, la socioeconómica, que es donde se forja el porvenir de la tierra parda, como señalaba el poeta.

Admirador de lo extremeño y los extremeños, de la cultura más arraigada en la identidad regional, cantaba y recitaba los versos de José María Gabriel y Galán o de Luis Chamizo lo mismo que se enriquecía en su cultura con textos de López Prudencio, de Adolfo Maíllo, de Pedro de Lorenzo, de Valeriano Gutiérrez Macías, de Santos Nicolás Rodríguez, Antonio Rubio Rojas, grandes conversadores estos tres últimos, de quienes aprendió la riqueza de la tertulia junto a los periódicos locales y provinciales que devoraba desde siempre, lo mismo que se recorría de modo incansable la geografía provincial en fiestas desde el Pero-Palo de Villanueva de la Vera hasta el Chíviri trujillano o Las Candelas cacereñas en el barrio de San Blas. Porque hay que conocer la tierra que a uno le vio nacer. Lo que llevó a cabo muchas veces en los últimos años con su hoy afligida esposa, Charo Collado, Charito, como él la llamaba, y Juan del Campo, amigo de innumerables caminatas, conversaciones y confidencias con Vidal.

Vidal, cultivador de un carácter muy forjado consigo mismo, también solía darse largos, incansables paseos en reflexión consigo mismo y la mirada pintarrajeada entre los infinitos, eternos y mágicos poemas que crecen desde siempre en los horizontes por los cuatro puntos cardinales de Cáceres, anotando pensamientos, ideas, colores y sabores de la magia de la ciudad que hoy se amontonan, en silencio y entre lágrimas, en la mesa de su despacho, mientras recuerdan sus tapeos en aquel Cáceres de su juventud. Cuántos recuerdos llenos de vida!

Vidal Sánchez era un personaje que trasegaba por el inveterado Paseo de Cánovas entre adioses y parrafadas, que educó a sus hijos, Sandra, ya fallecida, Fernando y Daniel, con el amor más profundo a Cáceres, que hasta poco antes de su ingreso en el Hospital se ponía al día de los aconteceres en cualquier materia cacereña. Y siempre, también, al mismo tiempo, nos iba dejando constancia de su buen humor, de su ironía, de su paladar de los sabores y aconteceres por la actualidad y por los hechos de la vida, echando mano y tirando del refranero popular y de las dinámicas más coloquiales. Era un extremeño de certeras raíces. Ir con Vidal de tapas por las bocacalles cercanas a la Plaza Mayor, incrustada entre la calle Pintores y la Plaza del Duque, por ejemplo donde el Pato, era un lujo con sabor al cacereñismo más apasionado y apasionante.

Hoy el sentir ciudadano cacereño está de luto. Se nos ha ido y escapado de las manos Vidal Sánchez Corrochano, un erudito de otro tiempo en la idiosincrasia de la fenomenología social de una ciudad como Cáceres que se enriquece con nobleza, con dignidad, con raíces de sabiduría con personas y personajes sencillos, auténticos, profundos como Vidal.

Al transmitir nuestro más sentido pésame a su viuda y a sus hijos, dejar constancia de que Cáceres ha perdido a una persona ejemplar y por cuyas sabias enseñanzas pasaron cientos de alumnos que hoy rinden tributo de recuerdo, hondo, profundo, y sobre todo humano a Vidal Sánchez Corrochano, pedagogo empeñado en que sus alumnos amaran a Cáceres, la tierra parda, con la misma sensibilidad que les iba trasladando de curso en curso. Descanse en paz.