A este tunecino le cuesta un mundo sonreír y también hablar castellano. Un compatriota actúa como intérprete ante las dificultades para responder a las preguntas del periodista. Karem Radaddi tiene la tristeza dibujada en la mirada y rehúye las fotos aunque al final acepta la petición de EL PERIODICO.

Y es que nada ha sido fácil para él desde que llegó a Cáceres. Regentó durante cerca de seis meses un kebab de comida rápida cerca de la plaza Mayor y ahora persigue reabrir otro. "Me siento bien en la ciudad pero echo de menos a mi familia", asegura, aunque reconoce que la forma de vida es muy diferente a la de Túnez, tras haber probado también Italia.

Pero el periplo de Karem tiene un objetivo claro: volver a su país cuando el negocio que proyecta salga adelante. Sobre la adaptación a la ciudad, dice le ha faltado tiempo para integrarse y que aún nota el aislamiento. Sin embargo, cree que los magrebís se interesan más por la cultura europea que los españoles por la suya. "Al ciudadano español no le interesa conocer el mundo árabe", señala.

Karem sonríe por primera vez cuando se le pregunta por su sueño. "Quiero vivir aquí con orgullo y dignidad, en un ambiente de respeto mutuo", afirma. Está ya regularizado y no muestra mucho interés por el proceso abierto por el Gobierno para legalizar a inmigrantes. "Sé que hay gente que tiene dificultades para conseguir los papeles necesarios" y pide que los requisitos sean más sencillos.

Mientras tanto, el deseo de Karem es volver a preparar shawarma, su receta favorita: un bocadillo con pan árabe, de carne de pollo o de cordero, aderezado con especias y ensalada.