un lugar donde uno pudiera llegar andando a comprar o a dar una vuelta. Así funciona este mercadillo hace décadas", argumentó una clienta habitual. De hecho, un rápido vistazo permite comprobar que la afluencia principal está formada por amas de casa y jóvenes que suelen desplazarse a pie. Además, usuarios y vendedores coinciden en que tendría que ser un emplazamiento definitivo que causara las menores molestias posibles, "para no continuar de mudanza cada diez años".

Y aunque todos los vendedores reconocen que la Ronda de la Pizarra no da para más, los hay más y menos convencidos del traslado. "¿Adónde nos quieren llevar ahora?...Con lo agustito que estamos aquí, que tenemos las mismas clientas hace años y hay bares muy cerca para el agua fresca y otras cosillas...", comentaba una vendedora de textil. "Por lo menos a otro sitio más ancho, que la clientela ya ni se para a ver los vestidos por el embudo que se forma", le contestaban desde el puesto vecino.

Quienes sí están en contra del traslado son algunos vecinos de la zona que anteponen los servicios del mercado a las molestias, y también los dueños de los negocios del entorno, que perderán un buen día de ventas.

Mientras tanto, el ayuntamiento acaba de dar luz verde al plan de seguridad del actual mercado, que pondrá orden en los aparcamientos, mejorará el tránsito con más pasillos centrales y facilitará el acceso de ambulancias, bomberos y policía cuando se haga necesario.

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