Alrededor de setenta niñas y dos niños de la Escuela Elemental de Danza de Cáceres movieron ayer sus brazos como cisnes, al ritmo del ballet Romeo y Julieta del autor ruso Sergei Prokofiev, en la plaza Mayor de Cáceres. Demostraban así que las aves y la danza son un arte en sí mismas. La directora y profesora de la escuela, Amparo Lucía Jiménez estaba eufórica, «han bailado muy bien». Sus alumnos, tras la actuación, hicieron la silueta de un cernícalo primilla, donde se metieron niños y mayores de todas las edades a hacer el street dance, la coreografía preparada para la ocasión por Carlos Martín, del estudio de danza Coppelia, «me he inspirado en el moviento de las aves», explicaba.

Las tormentas dieron una tregua y pudieron realizarse ambos bailes sin contratiempos. Sin embargo, pilló de lleno a los talleres, que recibían a los asitentes a la danza de la aves, así como al final del pasacalles. Recogían ya las redes los miembros de Seo/Birdlife que habían realizado un taller de anillamiento de aves en el Olivar de la judería, en una actividad que acerca pajarillos de apenas diez gramos a niños y mayores. Los capturan con redes japonesas prácticamente invisibles, pesan, comprueban el estado general del ave y la anillan, para hacer su seguimiento, y dejarla de nuevo en libertad. «El año que viene podríamos estar en la Ribera del Marco, porque hay mucho más movimiento de aves que aquí», sugería Hugo Sánchez de Seo/Birdlife.