El alcalde apareció hace unas semanas al lado del señor Campo, presidente del Cacereño, en el palco del estadio en el que se celebró un partido de fútbol. El sitio estaba particularmente lleno ese día, primero para el presidente después de salir de prisión acusado de un presunto delito contra su mujer y de tenencia ilícita de armas.

Como existen pruebas gráficas, resultan chocantes los argumentos esgrimidos por Saponi cuando la oposición le muestra lo imprudente de su presencia en el palco. Una persona que ejerce siempre de alcalde debe saber que su imagen política se impone ante los ojos de la opinión pública sobre otras consideraciones particulares y su actuación deja de pertenecer al ámbito estrictamente personal para proyectarse como representativa del grupo al que representa. Y dudo mucho que en este asunto la ciudad le hubiera dicho que fuera allí y se mostrara como lo hizo.

No es mi deseo volver mil veces sobre la cuestión, pero sí recalcar el desenfoque de los epítetos dirigidos hacia mi persona por la máxima autoridad municipal. La "torpeza política" que Saponi encuentra en mis declaraciones más bien debiera aplicarla a su modo de proceder, dificilmente defendible desde el punto de vista deportivo. El ayuntamiento ha dado al club muchas muestras de apoyo, sobre todo en lo económico, como para que no hagan falta otro tipo de imágenes controvertidas e injuriosas para cualquier persona con sensibilidad.

Ver un partido no es una acción de obligado cumplimiento ni perentoria, así que cabe suponer que en la asistencia al mismo influye más el sentido lúdico del mandatario que su alto grado de responsabilidad y abnegación. Citar la "maldad" del comportamiento de la portavoz socialista por sus "insinuaciones" es leer equivocadamente o tergiversar lo leído pues ésta no hizo ninguna y sólo puso en palabras lo que las pruebas gráficas recogieron. Con Saponi coincido en una sola cosa. En eso de que la gente sabe muy bien quién es quién. Y afortunadamente cada día más.