"De carácter fuerte, pero con buen corazón, amigo de hacer favores a todos sus empleados". Así era Alfonso Díaz de Bustamante para el que fue su chófer durante años, Francisco Pache Salceda. El testimonio de este empleado es uno de los recogidos por Manuel Vaz-Romero en Alfonso Díaz de Bustamante. El alcalde singular , la biografía del mandatario local más cercano al régimen de Franco. No en vano gobernó los designios de la ciudad desde 1963 a 1977.

La obra, editada por los hijos de Bustamante --tuvo ocho de su primera esposa, María Cristina de Ulloa y Ramírez de Haro--, pretende rescatar la figura de, en opinión del autor, "uno de los tres alcaldes más importantes que ha tenido Cáceres". Los otros dos: Antonio Canales y Arturo Aranguren.

Histórico y controvertido

Aunque Vaz-Romero reconoce que recordar a un personaje del régimen franquista va hoy a "contracorriente", el autor defiende que la historia "no se puede trocear ni servir a la carta según las modas o los vientos políticos que soplen". Por ello, no le duelen prendas asegurar que Alfonso Díaz de Bustamante (Corrales de Buelna, Santander, 1911-Santander, 1995) "pertenece a la historia de Cáceres con todos los honores, pues llevó a cabo profundos cambios en la ciudad".

A pesar de ello, Vaz-Romero no niega que fue un "personaje controvertido". Sus detractores, que cita el autor, lo definen como "demasiado personalista, de carácter fuerte y autoritario", además de criticarle sus reformas "artificiosas" (Foro de los Balbos o la plaza de San Jorge), la desaparición del cuartel en Obispo Galarza o las palmeras de la plaza.

Vaz-Romero destaca sobre todo que fue "un gran alcalde" y "un enamorado de la ciudad, un santanderino que se hizo un cacereño más". De ahí su esfuerzo por mejorar la ciudad. Lo más destacado: promovió la construcción del pantano del Guadiloba con el que resolvió los problemas de abastecimiento que arrastraba la ciudad.

Pero también, impulsó la rehabilitación de gran parte de la ciudad monumental, que con los años contribuiría a su declaración de Patrimonio de la Humanidad. Consiguió el desvío ferroviario hasta Cáceres, el semidistrito de la universidad o el inicio del Parque del Príncipe.

Imposible enumerar en este espacio las mejoras que propició en sus 14 años de gobierno. Muchas, de una envergadura presupuestaria difícil de afrontar por el consistorio, se realizaron gracias a los contactos que tenía en el Gobierno de Franco, ya que era cuñado del ministro de Justicia, Antonio de Oriol y Urquijo.

Fueron muchos los viajes a Madrid para ese y otros fines muy criticados desde algunos sectores de la ciudad. Francisco Pache lo reconoce en positivo: "Para conseguir todo eso, tuvimos que dar muchos viajes a Madrid, donde se le abrían todas las puertas de los ministerios. Consiguió, con poco presupuesto, hacer mucho por esta ciudad".