Aldea Moret quiso demostrar ayer que este barrio ´es una mina´, como rezaba la gran instalación de Artistas y Obreros del Mundo, más allá de conflictos sociales y la música se puso al servicio de este cometido.

La programación de la segunda convocatoria del festival La Aldea de la Amex, más consistente que la primera edición, y las terceras Jornadas de Puertas Abiertas de Aldea Moret consiguió el respaldo de los cacereños que, sobre todo por la tarde, llenaron los tres escenarios de los conciertos.

Durante quince horas, Aldea Moret vibró de gentes, muchas ajenas al barrio, y de participación. Existió más que el resto del año desde las 12 de la mañana hasta, según se preveía, pasadas las tres de la madrugada.

TRES ESCENARIOS Trece grupos musicales, de baile o teatrales se sucedieron en los escenarios de La Esmeralda, La Abundancia y Terraza Minera. Flamenco, sonido irlandés, punk, rock, mimo o hasta danza del vientre se fundieron en una causa: la integración, la de un barrio periférico y estigmatizado con el resto de la ciudad, a través de la cultura. También ocho colectivos participaron en el mercado asociativo ofreciendo información.

El festival, organizado por la Asociación de Músicos de Extremadura, concentró alrededor de mil personal en su jornada matutina, que arrancó con un pasacalles y ofreció desde percusión, cuentacuentos y música irlandesa. Varios miembros de la corporación, entre ellos las concejalas de Festejos, María José Casado, y Asuntos Sociales, Marcelina Elviro, hicieron acto de presencia. Por la tarde, el público fue en aumento y al cierre de esta edición se esperaba que la cifra de espectadores sobrepasara los 3.000 del año pasado.

Este año el festival no solo ha ganado en público, sino también en escenarios --dos más que el anterior-- y presupuesto, 11.000 euros, lo que indica su camino hacia la consolidación. Arístides García, presidente de la Asociación Socio Cultural, valoró la "continuidad" de este proyecto de puertas abiertas que contribuye a difundir otra cara del barrio.