El Ateneo acoge hasta el próximo viernes, día 30, una exposición del artista Alfredo Cueto, que recoge los 30 años de investigación que el pintor ha dedicado a la técnica del grabado al fuego, primero con el pirograbado y luego con el oleograbado metiendo a su paleta de colores tierras más color.

Del Cueto, comenta que el pirograbado lo utilizaban los chinos como herramienta decorativa y él ha intentado llevarlo a arte mayor, consiste en utilizar punzones ardiendo y quemar la madera más o menos según la intensidad que se quiera dar de color al cuadro.

En la actualidad hay pocos artistas que se hayan dedicado a esta técnica, porque según Del Cueto "es muy laboriosa, difícil y compensa poco", pero él espera que con los trabajos que ha realizado en su última etapa, en la que introduce el color a través de los acrílicos y las técnicas mixtas, las nuevas generaciones se atrevan con este arte que es toda una ciencia.