TCtuando en septiembre regrese de sus vacaciones, nuestra alcaldesa escuchará a los suyos: " Elenita, princesa, que tenemos nueve meses para inaugurar algo pues no podemos acabar la legislatura sin alguna cosa de relumbrón". Aunque deseo que haya recuperado la totalidad de la audición, no querrá escuchar lo que no podrá inaugurar: la estación del AVE, la llegada del AVE o de un tren algo menos lento que el actual, el aparcamiento de Primo de Rivera, la Ronda Este... "Y encima tendremos el centro levantado por el aparcamiento y molestando a todos los cacereños".

Ella seguirá esperando que El Corte Inglés reconsidere su retirada y para animarlos urgirá a AKI para que se instale entre nosotros, que al fin y al cabo es una gran superficie. No tanto como el antiguo matadero que después de no se sabe cuántos años sigue sin vislumbrar una solución. Por cierto que también deberá desarrollarse el plan de movilidad que con tanto bombo se anunció, que tantas ventajas habría de traernos a viandantes y conductores pero que no aparece por ninguna parte. Tampoco se espera el trasvase y seguiremos confiando en la Divina Providencia y en la protección de la Virgen de la Montaña, quien también deberá cuidar de los enfermos que no llegarán a ocupar el nuevo hospital cuya apertura no se vislumbra en muchos años.

"Entonces, ¿qué vamos a inaugurar?" Olvidada la renovación de Cánovas, para alivio de Juanvic, será necesario volcarse en la calle San Pedro de Alcántara y convencer al personal de su necesidad y urgencia, y de los beneficios que aportará a la movilidad, el comercio y las terrazas de los bares, y por lo tanto será necesario organizar un paseo de la alcaldesa y su cohorte por el lugar saludando a los comerciantes y vecinos y comprando unos chicles en Sánchez Cortés y una corbata para su marido en Rafael. Bueno, la verdad es que podrían inaugurar un nuevo letrero en el parque de la Concepción sin faltas de sintaxis y quitar alguna terraza de bar.