La voz de Alvaro de Ulloa, conde de Adanero, suena elegante. Vive en Madrid donde trabaja como ejecutivo de banca. Allí nació él y su familia, aunque su vínculo sentimental con Cáceres siempre se ha mantenido gracias al palacio situado en el Adarve de Santa Ana: "Paso allí muchas temporadas. Los Ovando entroncaron con los Ulloa, un apellido que forma parte de la historia de la ciudad", señala. El inmueble, propiedad de seis hermanos, pertenece al siglo XVI y es de estilo manierista italiano. "Tener un edificio así significa para nosotros mantener una tradición familiar de muchos años", responde cuando es preguntado por las razones para atenderlo, a pesar de no residir habitualmente. Alvaro de Ulloa destaca que existen pocas ayudas para los propietarios de estos inmuebles y que "cada vez es más costoso sacar adelante, porque hay que estar haciendo obras continuamente".

Pero, por encima de todo está la satisfacción de participar en el mantenimiento del patrimonio histórico, "aunque esta labor no se reconozca".