La amenaza de derrumbe en la vieja comandancia de la Guardia Civil en la calle Ceres obligó ayer a la Benemérita a acelerar el traslado de los agentes a la nueva sede de la carretera de Trujillo. Las obras que está realizando la empresa Urvicasa en un solar contiguo a este viejo edificio provocaron la aparición de importantes fisuras, que alertaron al teniente coronel Luis Iglesias y a los cerca de 50 efectivos que continúan trabajando en estas instalaciones, adquiridas en el año 1945.

Las graves grietas obligaron a la promotora a paralizar las obras por iniciativa propia y a apuntalar el lugar del edificio donde habían aparecido. Miguel Narros, director ejecutivo de Urvicasa, reconoció que las obras están dañando la vieja comandancia por el mal estado en el que se encuentra el edificio. "Debemos reforzar y apuntalar parte de la estructura para evitar riesgos", subrayó.

La reacción municipal tampoco se hizo esperar. El alcalde José María Saponi, acompañado del jefe del Servicio de Urbanismo del ayuntamiento, Javier Ruiz, acudió al lugar de los hechos para comprobar los daños. Saponi fue recibido por el teniente coronel y visitó la comandancia. El mandatario celebró una reunión de urgencia para analizar la situación y, a su salida, mantuvo un breve encuentro con el máximo responsable de la empresa Urvicasa.

Asimismo, fuentes de la Subdelegación del Gobierno indicaron que el traslado a la nueva sede se viene realizando paulatinamente desde el pasado mes de abril, fecha en la que se inauguraron las instalaciones. Las mismas fuentes señalaron que la imposibilidad de completar el traslado se debe al retraso en la entrada en servicio de las líneas telefónicas.

DESALOJO INMEDIATO

A pesar de la gravedad de las grietas, la subdelegación aseguró que no existe peligro de derrumbe para los trabajadores y que se acelerarán las tareas para completar el traslado a la nueva sede de la comandancia. El personal que trabaja en estas instalaciones exigió "el desalojo inmediato de los guardias civiles que prestan servicio en el edificio". Los afectados insistieron en que se encuentra "en fase de derrumbe" y que corre peligro la integridad de las personas.

Además, denunciaron que el teniente coronel, aunque sigue trabajando en estas instalaciones, ha desalojado a su familia como medida de precaución. Informa Europa Press. Sin embargo, este extremo fue desmentido categóricamente por la subdelegación, que recordó que Iglesias es el único que vive en la calle Ceres.

Los agentes añadieron que están apuntalados el Centro Operativo de Servicios, la zona en la que trabajan los guardias civiles del Seprona y el área del guardia de puerta. Además, según estas fuentes, una buena parte del inmueble que alberga las instalaciones de la Comandancia de la Guardia Civil se encuentra agrietada.