Aunque el otoño cacereño ya quede por medio, Pilar, Antonio, Noel y Manolo no olvidarán nunca el verano del 2006. Estos cuatro cooperantes tuvieron la oportunidad de vivir una experiencia inolvidable en Ecuador y Bolivia, los dos países elegidos por el Fondo Extremeño Local de Cooperación al Desarrollo (Felcode) para que diez expertos en diferentes áreas desempeñaran su trabajo durante un mes. Una tarea que realizaron en coordinación con las oenegés Cepad (Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible) y Codenpe (Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos de Ecuador), con la intermediación de la Agencia Española de Cooperación Internacional.

Estos testimonios no solo hacen visible el trabajo que a través de Felcolde hacen las Diputaciones de Cáceres y de Badajoz y unos 130 ayuntamientos extremeños en América Latina. También demuestran que es posible ayudar a construir un mundo mejor, además de con el dinero de los países desarrollados, también con otro factor fundamental: el asesoramiento a los técnicos de esos territorios en materias tan diversas como turismo, medio ambiente, patrimonio histórico, tributación municipal o la creación de escuelas taller.

En esta expedición de cooperantes a Ecuador y Bolivia también figuraron María Fernanda Rubio (tributación municipal en Saraguro, Yacuambi y Otavalo), Miguel Angel Cortés (ordenamiento territorial y mancomunidades en la de Morona Santiago, Tunguragua y Cuenca del Río Jubones), Inmaculada Moreno (promoción y dinamización turística en Porongo), Francisco Javier Durán (reorientación económica de los pobladores de Puerto Ibáñez en Pailón), Nuria Morán (organización del festival de la Orquídea en Concepción) y José Luis Martín (promoción y dinamización turística en La Guardia). Sus vivencias bien podrían valer por las de estos cuatro compañeros, que explican en este reportaje un viaje en el que se mezclaron trabajo con ayuda, contacto con cercanía y el intercambio de cariño y acogida a manos llenas.