La denominación ´maridos de alquiler´ que eligió la empresa para este servicio ha sido perfectamente comprendida por todos los clientes que han telefoneado hasta el momento, salvo una excepción, una confusión que finalmente se resolvió sin llegar a mayores. "Fue al principio, cuando arrancamos con el negocio. Una noche, a las once, recibí la llamada de una mujer que comenzó a preguntarme por mis características físicas. Aquello empezó a parecerme un poco raro, hasta que de pronto quiso saber cuántos ´machos´ teníamos en la empresa. Me dijo que ella quería que le hiciésemos una mudanza, y que estaba dispuesta a poner la cena y hasta la cama... Claro, cuando me di cuenta de que pedía servicios más ´íntimos´ le aclaré la confusión y aquella mujer no volvió a llamar, y por supuesto no hicimos la mudanza", recuerda Miguel Angel Criado, uno de los socios.