El crimen de Montesol ocurrido en octubre del 2008 vino precedido por una historia de amistad frustrada, celos y consumo de droga. El informe del fiscal del caso que se dio a conocer ayer desvela detalles hasta ahora desconocidos sobre los vínculos del matrimonio asesinado con la asistenta Angela A. da C., única acusada por el Ministerio Público, y con Rafael S. G. y Manuel R. B., los hombres que actuaron en distintas etapas como chófer de la pareja.

Siempre según las conclusiones provisionales del Ministerio Público, antes de que ocurrieran los hechos Juan Antonio Torrecilla, cabeza de familia, y la empleada de hogar "se fueron distanciando a medida que la relación con Rafael S. G. se iba afianzando". El fiscal sostiene además que la asistenta "sentía una cierta atracción sentimental hacia Rafael, no correspondida por éste".

Antes de ser despedida, la acusada se había encargado del cuidado de Mercedes García de las Heras, esposa de Juan Antonio Torrecilla, "que sufría una depresión y necesitaba la ayuda de terceras personas". El fiscal expone en su informe que el marido prescindió de sus servicios "quizás por determinados comentarios que la asistenta pudo haber realizado a terceras personas sobre su vida privada". Sin embargo, señala que la relación "no se rompió totalmente" porque ella acudía "de vez en cuando de visita al domicilio del matrimonio" donde ocurrió el doble crimen.

Fue en Aldea Moret, barrio al que la empleada de hogar "acudía a adquirir y consumir droga" según el fiscal, donde conoció a Manuel R. B., el primero de los dos conductores que tuvo Juan Antonio Torrecilla, ya que fue ella quien les presentó. El Ministerio Público expone que no percibía una cantidad fija sino "las propinas" que le daba, hasta que Manuel R. B. decidió abandonar esta ocupación "porque no estaba a gusto".

Posteriormente, Rafael S. G. comenzó a encargarse de las funciones de conductor ya que Manuel R. B. le recomendó porque era vecino suyo en la misma calle de Pinilla. Mientras tanto, la relación con la asistenta iba a menos hasta que a mediados de octubre del 2008, una semana antes de que ocurriera el crimen, decidió prescindir de sus servicios porque, según el fiscal, "se sentía traicionado por Angela A. da C.".