Unos van y otros vienen. Mari Angeles Baltar Moreno acaba de nacer al sector comercial y lo ha hecho adaptándose a la situación, a las nuevas reglas de mercado. Hace pocos meses abrió una tienda de la franquicia Etam, dedicada a lencería francesa, con más de ochenta tiendas ya repartidas por ciudades de España y Portugal.

Mari Angeles tiene las titulaciones universitarias de Magisterio y Psicología con máster en Recursos Humanos. Su marido, Edinho Queiroz, es matemático y economista. Pero ambos regentan dos establecimientos hosteleros en la capital cacereña y ahora una tienda. "Yo creo que en la vida siempre hay que apostar por lo que uno cree, y hace quince años conocí esta franquicia mientras trabajaba en Madrid. Me gustó, vi las posibilidades de negocio y desde entonces tenía bastantes ganas de abrir una tienda propia en Cáceres. Ahora me he atrevido y de momento no puedo quejarme, ni mucho menos", relata.

Hasta 9.000 de alquiler

Lo peor, confiesa, los altos precios que le han exigido mientras buscaba un local adecuado, "hasta 9.000 euros mensuales en la zona de la calle San Pedro de Alcántara, y 6.000 en la Cruz. Están desorbitados, piden una media de 3.000 a 4.000 euros, no hay quien amortice eso", indica. Una vez que encontró el lugar idóneo en el Centro Comercial Ruta de la Plata, se puso en marcha y va viento en popa: ya tiene cuatro empleadas "y la cadena está sorprendida de la acogida".

"Con una franquicia es más fácil --reconoce--, te permite cambiar todas las semanas el contenido de la tienda, la moda íntima, los pijamas, la ropa de baño, ofrecer cosas nuevas, modificar el escaparate, el espacio interior-". También defiende las técnicas actuales: "Saludamos al cliente y le damos atención personalizada si la piden, pero no agobiamos".