La Uex programa cursos para alumnos extranjeros que quieran aprender español en la ciudad de Cáceres. Vamos, que les van a enseñar el castellano, porque españoles son también el gallego, el catalán y el vasco, aunque a algunos les pese. No sé si la capital cacereña es la más adecuada para aprender el idioma castellano. Y lo digo por experiencia. Llegué a Salamanca para examinarme de preuniversitario y quedamos con la tía de un amigo. Como es de rigor en esa ciudad, la cita tenía lugar en la Plaza Mayor. Allí estábamos cuando amenazó con descargar una tormenta veraniega. Yo les previne: "Amonos que noh amo a mohar". La parienta, salmantina ella, no se enteró del aviso hasta que no deletreé las palabras en plan finolis con mucho esfuerzo: "Vamonos que nos vamos a mojar".

Imagínense lo que les puede suceder a los chinos, a los alemanes, a los zulúes y a los japoneses. Porque para facilitarles el aprendizaje y abaratar costes, pueden elegir convivir con los cacereños en su propio domicilio. O sea, que se enterarán de que disponen de cómodos ´sofales´ y hasta ´sofales-camas´. No aprenderán la palabra pedazo pero sí ´miajina´ o ´cachino´. Los niños no son pequeños sino ´chiquininos´. La esposa es ´la parienta´ y un señor llamado Pérez Gil es ´el perejil´. No sé si estarán capacitados para entender al CATOVI, ni lo que eso significa, aunque es probable que Saponi se lo explique en la recepción que les dará el ayuntamiento en la inauguración del curso.

No sabrán dónde está el Ateneo de Cáceres pero conocerán al dedillo los establecimientos de la Madrila.

En cambio habrá muchas familias cacereñas que aprenderán el chino (pelo sucio= chin champú), el francés ( desnudo= se la vi), el zulú (diarrea= abunda la caca) y el japonés (al contado= taka taka).