Para Norma Georgina, ecuatoriana de 26 años y madre de dos niños de seis años y seis meses, España "es una mano tendida a la esperanza de quienes no podemos tener vida en nuestro país de origen". Ella llegó a tierras españolas hace ya nueve años y su deseo es quedarse aquí para siempre. "He estado en muchas partes de España, pero me gustaría echar raíces aquí en Cáceres, pues me parece una ciudad muy agradable para vivir y para darle un futuro mejor a mis hijos".

Fotógrafa y escultora de profesión, Norma reconoce que nunca, o al menos no de momento, podría vivir de ello, y es por eso que ha realizado cursos de formación en hostelería, "para intentar abrirme un hueco en este sector, encontrar en él un trabajo que me dé para vivir".

En situación legal, con sus permisos de residencia y trabajo en regla, esta joven ecuatoriana ha trabajado fundamentalmente en el campo, la hostelería y cuidando a personas mayores. Actualmente se encuentra en paro, acogida en el centro de inmigrantes de Cáceres, pero se muestra optimista en el futuro. "Sé que en mi país, en mi situación, con dos niños pequeños, nunca podría salir adelante, pero aquí sí se me da la oportunidad".